Por ahí desfilaron boleristas, nuevaoleros, cantantes criollos, actores teatrales, estrellas del vedetismo e infinidad de personajes del medio artístico. El gran teatro Canout cierra toda una generación que se va a causa de la pandemia, pues el teatro, desde inicio del confinamiento y las disposiciones del Gobierno Central, ha permanecido a puertas cerradas. Atrás quedaron las risas y los aplausos, y su escenario ha quedado congelado en el tiempo.
Cuenta la historia que la dama limeña Clara Canout Cevallos Vda. de Muro hizo una promesa a su padre, un ingeniero francés que se afincó en el Perú, de que haría que su apellido perdure en el tiempo, no pensó que en el 2021 toda esa historia se borre.
Doña Clara cuenta que su padre vino al Perú a instalar molinos de arroz y se quedó a echar raíces. De sus cuatro hijos que tuvo, solo le sobrevivió Clara. Ya anciano, su padre lamentaba que su apellido moriría con ella. En su lecho de muerte le dijo que haría algo para que ese apellido perdurara.
Fue así que en 1936, en un viaje a París se le ocurre instalar detrás de su mansión un cine teatro que perdure en el tiempo y que llevaría el apellido de su padre. El tesón para emprender tremenda aventura le demoró casi 18 años. Después de mucho batallar para conseguir el dinero, hipotecando su propiedad con el Banco Wiese y el Banco Hipotecario, logra inaugurar el Cine Teatro Canout el día 24 de marzo de 1954.
Sus sillones rojos, exclusivamente traídos desde Inglaterra, quedarán vacíos, y la máquina proyectora de marca Phillips ha apagado su ojo cineasta sin presagiar que lo último que emitiría sería una imagen que decía “The end”.
