Hablar de Emir Kusturica, es recordar los orgasmos cerebrales que me han producido su trabajo, encontrarme frente a la pantalla disfrutando de la historia de ‘UNDERGROUND’, y escuchando la banda sonora con ese ritmo gitano tan característico en toda su obra. La música de ‘No smoking Orchestra’, banda que lidera Kusturica nos llena de emociones inyectándonos placer, hablar de él es decir que es uno de los seres de este planeta que disfruta y vive haciendo lo que le gusta, es director, músico, actor y padre que rompe muros de la lógica, no existe limites cuando se tiene imaginación.
Emir Kusturica con puro en mano va dejando sus partículas regadas en cada una de sus películas, es un eyaculador de arte, porque todo aquel que ha tenido oportunidad de revisar su trabajo se da cuenta que lo disfruta, desde ‘papá esta de viaje de negocios’, ‘gato negro, gato blanco’, ‘tiempos de gitano’, ‘Underground’, ‘super 8’, ’prométeme’ se puede entender realmente la pasión por el cine y la fidelidad por el arte, porque Kusturica no se vende, no se alquila, no se prostituye. Su cine representa una necesidad para todo cinéfilo que desee penetrar en el cerebro serbio y calentar la sangre con el gran ritmo que acompaña toda su obra, pero como todo personaje este cineasta, tiene la fortuna de disfrutar en gozar y sentir el calor del público, respirar ese cariño de todo aquel que ha sido hechizado por su cine, en su recorrido en diversos conciertos por el mundo con ‘No smoking Orquestra’. Estuvo muy cerca de Lima en el 2008, se presentó en aquel país vecino llamado Chile, exactamente en la ciudad de Santiago para luego pasar por Buenos Aires, y ¿porque carajo no se presento en Perú? Los llamados organizadores de eventos y empresas que traen a cada cantante a tocar a Perú ignoran tanto de la movida cultural e importancia de un referente como Emir Kusturica, acaso traerlo resultaría ser solo un sueño o un delirio con 40 de fiebre. Porque no conocen ni su cine, ni su música, mucho menos sus logros obtenidos como la ‘Palma de oro’ en Cannes en dos oportunidades. Ojalá alguien se anime traerlo, así se dará cuenta de la gran movida cultural que causaría en el país.
Lo que diré no es un análisis de su trabajo, sino contar que es lo que siento cuando veo sus películas, escucho su música o simplemente hablo de él, contar como la piel se me eriza, sentir que los poros se abren, sentir el cambio de humor que dibuja una sonrisa en mis labios, agarrarme la cabeza sonriendo y diciendo en silencio que grande “carajo”, sentir como mi cerebro se humedece de placer, y también como me motiva ha realizar aquello que llamamos locura. Hablar de los personajes en sus películas es imaginar cada ser con rostro de caricatura que hay veces nos encontramos también en Lima, como salidos de un algún anaquel de muñequitos bizantinos, hablar de sus historias, es contar ese minimalismo humano que despierta sentimientos encontrados de la vida cotidiana, del constante ir y venir de momentos oníricos, hablar de sus historias es recordar al cerdo comiendo el auto, la mula que sufre de amor y que intenta suicidarse en las vías del tren, los músicos colgados en el árbol y una novia que vuela como en Underground. Kusturica nos habla con el lenguaje anecdótico de situaciones poco comunes, nos alimenta de surrealismo, de humor negro, de belleza y locura, nos inquieta hasta hacernos imaginar estar en un viaje hacia el país de las maravillas, pero sin Alicia.
Cosas de Emir, actuar y ser premiado como mejor actor interpretando uno de los personajes en la película ‘La viuda de SAINT PIERRE’ del director francés Patrice Leconte, jugar fútbol con ‘Maradona’, tocar con ‘Manu Chao’, escuchar viajando a ‘Buena Vista Social Club’, jugar a pelearse con su hijo sin importar romperse la ropa, son algunas de las tantas acciones de este amante de la sátira que perfuma las historias con realismo mágico ha experimentado.
Recuerdo cuando lo descubrí en una de las reuniones de esa tarde de cine con los amigos en casa, esas épocas de barrio en ‘San Juan de Lurigancho’ donde un pequeño grupo de cinéfilos sedientos de historias se encontró con Underground, y reírnos hasta sentir la barriga hinchada, recordar la escena donde las armas salen en cajas con sello de fabricación, que era simplemente el rostro del monito. Imagino que Kusturica nunca habrá escuchado hablar de ‘San Juan de Lurigancho’ y mucho menos se imagine que lo queremos mucho, pero esto es lo lindo del cine y felizmente existe ‘polvos azules’ para nosotros, donde podemos encontrar joyitas como esta.