“Emocionado doy gracias al cielo por darme la vida, contigo Perú”. El partido ya culminó y los jugadores de la bicolor desbordaban de algarabía en el gramado del Estadio Nacional que lucía más bello que nunca con ese blanco y rojo que pintaba sus cuatro tribunas, cuando de pronto desde los parlantes se anunciaba la entonación de nuestro segundo himno nacional “Contigo Perú”; esa obra maestra que solamente un peruanísimo como el maestro Augusto Polo Campos pudo impregnarla de tanto sentimiento, interpretada por un ser enorme que ahora debe de estar sonriendo satisfecho de orgullo como el inmortal “Zambo” Cavero; y no podía faltar otro amante de la peruanidad como el gran señor Óscar Avilés.
Y es que para hacer las cosas bien no basta con ponerse la camiseta, la tienes que sentir, la tienes que sudar, la tienes que amar como lo hizo anoche el ítaloperuano Gianluca Lapadula, que nos demostró que se es peruano desde cualquier parte del mundo, que ese sentimiento te tiene que nacer desde lo más profundo, así tengas millones de dólares en tu cuenta bancaria, la gloria no tiene precio y eso lo saben bien esos muchachos que se jugaron el partido completamente concentrados desde el minuto uno hasta el pitazo final.
Cómo no emocionarse cuando vimos la entrega, el pundonor, la osadía de ese equipo que quiere hacer historia, que con lo justo viene haciendo cosas importantes, pues, seamos sinceros, el universo de jugadores seleccionables es realmente escaso, pero para eso hay un equipo técnico detrás de ellos, comandado por un hombre alto, flaco y melenudo como el profesor Ricardo ‘El tigre’ Gareca, quien tiene la voz serena y experimentada para hacerles llegar el mensaje a todos sus dirigidos.
Y qué bien se siente inflar los pulmones para cantar el ‘Contigo Perú’, en nuestra casa, con un jugador, repito, que toda su vida la pasó viviendo en otro país, pero que es más peruano que mucho de nosotros, que nos transmite esa pasión corriendo como un niño, con el tobillo inflamado, con una nariz hecha pedazos, con la mano lastimada, que patalea y maldice por fallarse un gol; eso no se aprende viendo videos o encerrado en cuatro paredes, ese amor puro tuvo que aprenderlo de su madre peruana. Y gracias a Dios que Italia no lo convocara para jugar estas eliminatorias. Cómo es la vida, el ‘Bambino de los Andes’ podría hacerlo vistiendo la bicolor en su pecho.
Costa, Sierra y Selva unidos anoche en el coloso de José Díaz, como la bendita canción, porque solamente de esa manera podemos salir adelante, unidos, confundidos en una sola bandera, esa que en el mes de junio volverá a ondear en Qatar para conseguir el boleto final para la Copa del Mundo 2022.
Trece o catorce de junio son las fechas tentativas y el rival saldrá del ganador entre Emiratos Árabes o Australia, quien ya vencimos en el 2018 en el mundial.
Toca esperar y seguir soñando, falta poco, muy poco, para que nuestro segundo himno vuelva a sonar en Qatar, y mostrarle al mundo entero que los peruanos UNIDOS podemos hacer con muy poco cosas asombrosas. ¡Arriba Perú!