Por Raúl Villavicencio
Derrotado el Perú ante Chile, en octubre de 1883 se firma el Tratado de Ancón, donde se ceden tres ciudades a favor de los vencedores: Tarapacá a perpetuidad, y Tacna y Arica por 10 años, donde luego se tenía que realizar un plebiscito para que la misma población decida si esas provincias regresan al Perú o permanecen en Chile.
Pasados los años, ya en los albores del nuevo siglo, los vencedores iniciaron una campaña de ‘chilenización’ que consistía en erradicar los últimos vestigios de peruanidad, prohibiendo el izamiento de la bandera rojiblanca en todas las casas e instituciones, cambiando de nombre las calles tacneñas, cerrando escuelas e implementando su sistema educativo, acosando a los patriotas, o pintando con una cruz negra sus viviendas en señal de repudio. Era tanto el encono contra nuestros compatriotas que una comisión de Estados Unidos, encargada de observar las condiciones del tan ansiado plebiscito, determinó que esas no podían realizarse al ver semejante hostigamiento.
A pesar de todas las adversidades, distinguidas damas tacneñas se encargaron de seguir inculcando los valores patrióticos a todos los residentes peruanos, haciéndoles recordar su escudo e himno nacional.
Los ciudadanos tacneños, que durante todos esos años de cautiverio mantuvieron encendida la llama patriótica, en 1901 realizaron la primera y más memorable marcha de la bandera. El intendente chileno Salvador Vergara, al ver la insistencia de los nacionales aceptó de mala gana, poniéndoles como condición bajo castigo que dicha marcha se realice en completo silencio.
Aceptada la solicitud, el 28 de julio de ese año miles de tacneños salieron de sus casas para ver una impresionante bandera siendo paseada, en total mutismo y solemnidad, por las principales calles de la ciudad. Era tanta la algarabía de ver los gloriosos colores rojo y blanco unidos en una elegante bandera siendo elevados al firmamento que muchos se unieron a la procesión. Ya en la actualidad tal fecha se modificó para que cada 28 de agosto toda la población patriota pueda rememorar el retorno de la ciudad heroica a territorio peruano.
Luego de varias negociaciones fallidas finalmente en 1929, con el Tratado de Lima, se consiguió un acuerdo entre Perú y Chile, quedando Arica para los sureños y Tacna devuelta al seno peruano. Del plebiscito no se volvió a hablar jamás.
(Columna publicada en Diario UNO)