Escribe: Rodolfo Ybarra
Tan mal, pero tan mal estamos, que a nuestro Superman cholo no solo lo rapiñan con 100 soles para que aparezca en Asumare 3 y que su mirada de rayos láser se apagó completamente, sino que los médicos de Sisol Salud que lo atendieron ayer, determinaron que este hombre de acero inoxidable al que ni la kriptonita del subempleo pudo doblegar o rendir, ahora está desnutrido y con un organismo totalmente debilitado.
A eso hay que sumarle que vive en
un estado de cuasi abandono y con una economía de guerra. Pues ya no puede
cachuelearse como antes y su estado es de mendicidad. Totalmente ciego por el
glaucoma severo que padece, nuestro Superman cholo solo atina a pedir ayuda,
dice que le duelen todos los huesos del cuerpo y que no tiene hambre por la
preocupación, el estrés y porque extraña salir a las calles “para luchar por la
justicia” y abrazar a los niños y a la gente que se le acerca.
Y es que Esteban Abel Chávez
Martínez, el verdadero nombre de nuestro Superman cholo, (o simplemente
“Avelino”) no se rinde, levanta su brazo huesudo en señal de victoria y dice:
“ahora lucho por mi salud, ahora ustedes sigan luchando por la justicia”. Y su brazo huesudo cae sobre su pierna huesuda
como si fuera un muñeco articulado o un redivivo biafrano y es quizá la metáfora de este Perú. No, no es
un pájaro. No, no es un avión. Es Superman cholo.
Cabe resaltar la cadena de
solidaridad que se ha tejido alrededor de este personaje y que ha logrado que
vuelva a sonreír. Ya tiene una silla de ruedas y la gente le trae víveres y
hasta un colchón de dos plazas. Pero, a pesar de todo, no es suficiente y hay
que seguir apoyando a que Superman cholo vuelva a recobrar su fuerza y vuelva a
pararse en las esquinas de Lima. Y que siga hablándonos de Justicia, aunque
esta palabra suene (anti)poética y lejana.
Su fono para cualquier ayuda es el 990652162