Cultura

Stephanie Boyd y Miguel Araoz nos hablan sobre su película «Karuara, la gente del río»

Los directores del filme Karuara, conversaron con Lima Gris sobre todos los detalles detrás del documental. La nueva película peruana se estrena mañana 20 de febrero en todos los cines.

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Tras un largo trabajo de 10 años, Stephanie Boyd y Miguel Araoz han logrado una poderosa obra cinematográfica que revela los mitos, secretos y problemáticas de la Amazonia. En el filme, el río se convierte en la columna vertebral por donde navegan historias que día a día viven diversas comunidades en la selva.

En la película, la cosmovisión amazónica se hace presente con un detallado trabajo de animación, que permite sumergirnos en un mundo onírico que se mantiene más vivo que nunca, a pesar de los derrames de petróleo, la tala y la minería ilegal.

En esta entrevista, los directores del filme nos hablan del proceso de la película y las anécdotas que vivieron para concretar «Karuara, la gente del río».

¿Por qué deciden grabar en la Amazonía peruana?

Miguel Araoz: En algún momento tuve contacto con la selva, que es un lugar fascinante; es uno de los lugares donde la vida esta más plena. Cuando he estado en la selva, he sentido la necesidad de expresarme que esos espacios deben de cuidarse.

Stephanie Boyd: Siempre he buscado temas de medioambiente, derechos humanos y especialmente cuando las empresas transnacionales están abusando de la gente. Como yo vengo del extranjero, me veo como un puente entre los dos mundos. En el caso de esta historia específicamente, la historia nos buscó.

¿Qué tiempo les tomó filmar la película?

Miguel Araoz: 10 años en realidad nos demoró.

Stephanie Boyd: Al inicio tenía pelo (risas).

Miguel Araoz: Tenía pelo y no tenía canas (risas).

¿En estos 10 años qué fue lo más difícil para ustedes?

Miguel Araoz: Yo soy pintor, tengo experiencia filmando, pero no es mi profesión. Por ejemplo, con todo el equipo con el que hemos trabajado nadie sabía de animación, y hemos tenido que aprender todo el proceso. La selva exige también esfuerzo físico. Los rodajes son hermosos, pero exigen mucho al cuerpo. Para mí ha sido una experiencia fuerte, pero a la vez hermosa. Lo más difícil ha sido sostener la película estos 10 años. En un tiempo corto lo haces con gran impulso, pero cuando tienes 10 años en la espalda, por ratos es pesado.

Stephanie Boyd: Al final terminó siendo un proyecto más grande. Al inicio hicimos un libro bilingüe en español y kukama con las historias que los ancianos nos contaban y las ilustraciones hechas por los niños en la comunidad.

Hacer cine en el Perú es difícil. ¿Cómo han podido sostener económicamente la película? ¿Qué estrategias han tenido?

Stephanie Boyd: Mucha gente aquí nos apoyaba voluntariamente. Yo logré sacar un puesto de voluntariado con una ONG que me mandó al Perú. Entonces, ellos me tenían como voluntaria trabajando con las mujeres en las capacitaciones y los cortometrajes durante los primeros cinco años del proyecto. También hemos pedido apoyo de diferentes formas, pero siempre hemos tenido el control editorial y económico del proyecto. Pedíamos desde pequeñas becas de fundaciones de medioambiente, fundaciones de cine y tras concursar tres años seguidos finalmente conseguimos una beca de DAFO.

Miguel Araoz: En realidad, Stephanie es una súper productora. Hacer animación no es barato, y parte del tiempo de hacer el documental nos ha tomado tres años hacer las filmaciones. Yo siempre bromeo y digo que la teoría de la relatividad toma cuerpo en la animación, porque trabajas tres años para 15 minutos de animación. Además, tuvimos que sostener todo un equipo de animación. En el mejor momento hemos llegado a ser siete para animación. Stephanie siempre se ha dado cuenta de que para hacer los documentales tienes que buscar pequeños fondos, porque un fondo grande al inicio no lo vas a conseguir y vas a desmayar en ese espacio. Lo que Stephanie hizo siempre es buscar fondos pequeños; así hemos generado como subproductos —el libro es un caso— que teníamos que entregar para sustentar el trabajo. Para ganar DAFO tres veces hemos llegado a la final; la tercera vez pensé que perdíamos, pero me dieron la sorpresa de que ganamos. Otro fondo interesante ha sido la Ford, que apoyó porque la empresa tiene una parte que se dedica a cuestiones de medioambiente y derechos humanos.

¿Incluyeron la animación por lo complicado que era retratar la cosmovisión amazónica o fue parte del proyecto?

Miguel Araoz: Fue una mezcla de cosas. Por un lado, a mí me gusta la animación. Por otro lado, es complejo filmar debajo de un río. No soy buen buceador; el río Marañón es oscuro y encima lo tendría que filmar con espíritus. Otra cosa que pasaba es que cuando viajábamos a las comunidades, siempre a las seis de la tarde, cuando finaliza el día, la gente prende un motor y se junta en su casa para ver la televisión, y lo que ven son novelas. Entonces, con Stephanie, Leonardo y Mariluz, conversábamos y dijimos que sería bonito volver este espacio al lugar de los cuentos y los mitos amazónicos de su propia cultura. Un poco así nacieron las animaciones.

Stephanie Boyd: Las animaciones fueron narradas por gente mayor kukama; estas son historias reales. En los documentales muchas veces la gente usa el recuerdo de recrear algo que pasó, y la animación es eso: ponemos imágenes, pero la historia que ha sido narrada es una historia real, por eso nos califican como documental.

Han tocado con mucho tino las problemáticas que viven las comunidades en la selva. Si bien filmaron en Loreto, la historia tiene personajes muy bien logrados que se enfrentan al olvido del Estado y a la discriminación de su propia gente. ¿Cómo manejaron el tratamiento?

Miguel Araoz: Creo que, como han pasado 10 años y en general los personajes del documental son cercanos a nosotros, ahora son nuestros amigos. Pues no mostraría a un amigo de manera incorrecta. Es decir, hay que mostrar los problemas, pero no denigrar a las personas.

Stephanie Boyd: Mariluz es la coproductora del documental, y la niña que habla es su hija, y ambos piensan que esta historia, a pesar de que es muy dolorosa, es importante que los de fuera la conozcan porque le está pasando a muchos jóvenes en la selva.

Miguel Araoz: Por otro lado, hemos trabajado con Leonardo Tello, y desde el comienzo en todo el trabajo siempre estuvo muy atento a esos detalles.

Otro de los temas del documental es la contaminación de los ríos a causa de los derrames de petróleo y la tala ilegal. Aquí nuevamente el tratamiento es acertado, ya que no se cae en un mensaje panfletario. ¿Existió alguna asesoría legal para enfocar estos temas?

Miguel Araoz: Al inicio del proceso me pregunté qué historia íbamos a contar. Y al final la historia que hemos contado es la historia del río, y el río es más que un río, ya que también son las personas que habitan a su alrededor y los personajes que viven dentro del río, es decir, todo ese universo. Cuando me hice esa pregunta, la respuesta fue que el río tiene olas, toda una serie de cosas que suceden. Entonces, ir al Marañón y no tocar el tema de los derrames de petróleo sería faltar a la verdad. Durante los 10 años que hemos vivido ahí, yendo y viniendo, siempre hemos escuchado que cada vez hay menos peces. Esto es por los derrames de petróleo que son constantes; son 30 años de derrames de petróleo.

Stephanie Boyd: Con Radio Ucamara hemos coproducido un corto titulado “Por qué callaron los ríos”, son 10 minutos sobre los derrames, porque queríamos sacar algo con urgencia cuando sucedieron los derrames del 2016 y 2017. La federación de mujeres Kukama también ha coproducido el documental con Radio Ucamara. Ellos encontraron la asesoría del Instituto de Defensa Legal (IDL), y con ellos las mujeres querían hacer una demanda para proteger sus ríos.

En Perú tenemos un gran problema: ¿Cómo guardamos la memoria cinematográfica que también es la historia de nuestro país, sin la existencia de una cinemateca nacional?

Miguel Araoz: La cinemateca es súper necesaria. Acá tenemos todo el trabajo pictórico de las animaciones, que son docenas de cajas. Quizá si estaríamos en otro país, para una universidad o para una filmoteca sería un material que les interesaría. Por eso es necesaria una buena ley de cine para poder distribuir, porque ahora vamos a poner la película en los cines y no sabemos hasta el último momento en qué sala nos van a poner, cuánto tiempo va a durar y, además, el horario tal vez sea a las 2 o a las 10 de la mañana para poder rápidamente retirarte de las salas. Finalmente, una mejora se logra con leyes; se necesita una protección a la producción nacional.

Stephanie Boyd: También la televisión; en otros países hay leyes que indican que un porcentaje de la programación tiene que ser nacional, y eso implica mostrar cierta cantidad de películas nacionales.

¿Cómo han sentido la recepción de su película en los festivales?

Stephanie Boyd: Primero hemos entrado en festivales, ahora estamos haciendo la difusión en salas, y luego vienen las proyecciones comunitarias, que eso es lo más divertido para mí. El estreno mundial de la película se dio en el Festival Internacional de Cine de Toronto, que es uno de los festivales más grandes en el mundo, y después hemos tenido el estreno en el Festival Internacional de la India. Nunca esperamos entrar ahí, pero fue una experiencia muy bonita y con muy buena respuesta del público.

Ya que mencionaste el cine comunitario, ¿tienen pensado proyectar la película en el lugar que grabaron?

Miguel Araoz: donde se grabó, ya lo hemos proyectado. Particularmente, ha sido la proyección que más me ha gustado. En la comunidad conocemos a los niños desde que tenían cinco años; ahora tienen quince. Entonces, fue muy divertido porque el ambiente de la muestra fue especial. En una hora estuvo repleta la sala.

Antes de grabar su documental, ¿revisaron algunas películas filmadas en la selva?

Miguel Araoz: Sí revisamos, aparte, mi padre participó en la película Aguirre, la ira de Dios como extra. Y por lo que conversamos muchas veces, creo que he hecho el viaje de mi papá de otra manera, pero con el cine de por medio.

¿Qué mensaje les darían a los jóvenes que quieren hacer cine?

Stephanie Boyd: Ahora hay más oportunidad que nunca, porque con la tecnología puedes grabar un cortometraje en tu celular. No temas si no tienes la mejor cámara. Empieza haciendo cortometrajes y los vas mandando a festivales y así vas ganando experiencia y contactos. Ayúdense entre ustedes, formen colectivos.

Miguel Araoz: Soñar siempre va a ser increíblemente bueno. Cuando sueñas, vas a tener que sacrificarte para poder hacerlo realidad. Se pueden hacer las cosas. También quiero decir que la gente de la selva siente tanto por el Perú, pero nuestro país siente tan poco por ellos. Eso es triste. Las únicas escuelas que existen en las comunidades se inundan en la selva. Eso puede ser una metáfora del Estado, porque han construido de espaldas a la realidad.

El dato:

Karuara, la gente del río se estrena mañana 20 de febrero en todos los cines peruanos. Una película que no debes perderte.

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