Por Tino Santander Joo
Sí. Somos acomplejados. Los peruanos tenemos profundamente arraigado en nuestro subconsciente el complejo de inferioridad y superioridad que brota en la vida cotidiana. Estos complejos surgen del menosprecio, de la falta de reconocimiento, del sentimiento de percibirnos menos o superiores frente a otros pueblos o naciones.
La marcha de las clases medias y la del “sector popular” denominada “La toma de Lima”, son expresión latente de estos complejos. El 5 de noviembre desfilaban las clases medias contra “el comunismo y la corrupción”, sin embargo, los gerentes del BCP, que marchaban con banderas peruanas vociferando arrogantemente consignas moralistas contra el presidente Castillo, olvidaron de que Dionisio Romero Paoletti y varios funcionarios de ese banco están investigados por lavados de activos y otros delitos gravísimos.
Miles de ciudadanos de las clases medias gritaban frases racistas contra el presidente. “Es cholo y feo” decían algunas señoras, otros lo llamaban “cholo ignorante, burro” etc. Una marcha política por la democracia se convirtió en una movilización para limpiarse la mancha india que tenemos todos los peruanos. “Incas sí, indios no” es el título de un brillante ensayo de Cecilia Méndez, que indaga sobre la relación entre el Estado y los campesinos y el nacionalismo criollo, pero, también expresa la utilización mercantil de esos sectores del mundo andino. Castle, donkey! Indian, ignorant, and corrupt! El espíritu fascista y racista escondido en la lucha “contra el comunismo”.
El jueves 10 se movilizaron diversos colectivos contra la “pituquería limeña”, los Jhonatan Quispe, las Stefany Mamani, gritaban consignas contra los grupos de poder económico (paradójicamente aliados del gobierno de Castillo). Exigían el cierre del Congreso, nueva constituyente, etc. Llevaban banderas multicolor, algunas Wifalas que representan el Tahuantinsuyo. Mientras las clases medias y algunos sectores populares quieren limpiarse la mancha india; estos sectores sobrevaloran lo andino, el imperio incaico y consideran que el Perú, debe ser una república “plurinacional” imitando a Bolivia. Roberto Miroquesada, escribió un extraordinario ensayo “Lo andino no es lo peruano”, en el que señalaba que gran parte de la cultura del mundo andino proviene de la herencia feudal hispana y es reaccionaria y conservadora.
El etnocacerismo amenaza con fusilar a todos los corruptos empezando por Ollanta Humala y Nadine Heredia; esconde sus complejos y neurosis en un discurso aparentemente nacionalista y “radical”. Tigre de papel lo llamaría Mao tse tumg. Esta auto percepción de inferioridad-superioridad de los peruanos se expresa en la cortesía sumisa a lo extranjero a quienes percibimos como superiores, por eso, nuestra clase política siempre entregó nuestros recursos naturales a las transnacionales con contratos leoninos. La derecha quiere el orden virreinal, sin entender que la colonia y la historia del Perú republicano, fue un pacto sutil entre encomenderos y curacas que derivó en el mestizaje y en la informalidad. El Perú, no tiene otro camino que afirmar su mestizaje para superar el espíritu tribal que nos divide y que impide armonizar intereses económicos, sociales, y políticos.
No hay posibilidad de que se sostenga la democracia con 10 millones de peruanos sin agua, ni desagüe, con un grave déficit en infraestructura agraria, de salud, y educación, y con esclavismo financiero. Estos problemas los resolvemos en democracia o vamos nuevamente a la violencia política de pólvora y dinamita que subyace en la conciencia popular. Algunos piensan que la inmensa mayoría no tiene pantalones. Se equivocan. En el silencio que aparenta indiferencia se piensa, se conspira e irónicamente desde el silencio se inician los grandes cambios.