Hace poco más de un mes, el sommelier y sibarita argentino (Córdoba) Roberto Colmenarejo estuvo visitando el Perú, viajó por Cusco, de ahí viajó a Ica y, finalmente recorrió algunos restaurantes limeños, al regresar a su país le pedimos que nos envié alguna de sus impresiones, las cuales irá compartiendo de a pocos con nosotros. Aquí presentamos sin editar sus primeras impresiones como parte respecto a la visita de 4 bodegas pisqueras, saludos Roberto y esperamos tenerte de regreso muy pronto.
UN SOMMELIER ARGENTINO SUELTO EN ICA (1° parte)
Hace algunas semanas, aprovechando las vacaciones de verano, estuvimos con mi esposa en Perú conociendo algo de su industria vitivinícola. Si bien en un viaje anterior ya habíamos probado varios vinos y aguardientes locales, poder llegar al lugar -y a la gente- que lo produce es siempre una experiencia sumamente enriquecedora.
Gracias a la enorme generosidad de tres profesionales peruanos (Eduardo Dargent Chamot, Cesar Costa Aish y Jorge Llanos Goyena), toda mi agenda en la ciudad de Ica había sido organizada previamente, simplificándome al máximo las actividades. ¡Reitero mi sincero agradecimiento para los tres!
Para introducirme en el mundo del Pisco, Cesar Costa coordinó dos hermosas visitas a empresas familiares de diferente escala (“Moquillaza Robatty” para ver algo bien pequeño y artesanal, luego “Tres Generaciones” para ver algo mediano y más industrial). Para complementar mi visión de la industria, Jorge Llanos me abrió las puertas de una de las pisqueras más reconocidas del Perú (“Pisco Portón”, de capitales extranjeros, quizás una de las pocas compañías que ha logrado trascender exitosamente las fronteras del país con sus destilados).
También pude visitar -por las gestiones de Eduardo Dargent- la Bodega Viña Tacama, la más antigua del Perú y seguramente la más reputada por sus vinos tranquilos y espumosos.
Si bien se podría decir que fue una “muestra” relativamente pequeña de proyectos, me dejó una muy buena imagen de la producción nacional.
Bodega Moquillaza Robatty:
¡La visita a Moquillaza Robatty fue una verdadera fiesta! La familia en pleno había viajado desde Lima para recibirnos (además del enólogo local y el resto del personal de la bodega). Nos buscaron por el hotel y nos fuimos hasta Tate (un pueblito al sur de Ica, que parece detenido en un tiempo pretérito). Allí visitamos sus añosos viñedos, estuvimos con la gente que trabaja la finca probando uvas, conocimos la antigua bodega -con uno de los últimos alambiques quemados a leña que quedan en Perú-, desayunamos como reyes “a la usanza iqueña” (esa colación casi merecería un texto aparte), conocimos el proyecto de enoturismo que están comenzando a delinear y, por supuesto, degustamos todos sus Piscos.
La hospitalidad de la familia fue superlativa. Descubrí en Carmen y Claudia (madre e hija) dos mujeres generosas y realmente apasionadas, que defienden férreamente la producción artesanal, que luchan para que la legislación peruana sea más estricta y mejore la calidad de los aguardientes; y que además tienen sueños y proyectos a futuro para seguir construyendo esa noble industria peruana.
Si bien todos sus Piscos me parecieron notables, el que más me sorprendió por su delicadeza y exquisitez fue el “Don Reynaldo” Mosto Verde de Quebranta, que por lo que me contaron ese día ya había obtenido varios premios regionales y nacionales. Casualmente, mientras escribo estas líneas, me entero que en esta semana también han ganado una medalla de oro en un prestigioso concurso español. ¡Enhorabuena para la familia!
Yo creo que a esta bodega hay que “seguirla bien de cerca”. No solo por la calidad de sus aguardientes -que es muy alta-; sino también por qué estoy seguro que en un par de años se volverá un referente del turismo enológico en Ica. ¡Yo creo que Carmen y Claudia “van a dar mucho que hablar”. Ideas, voluntad de trabajo y amor por lo suyo les sobra!
¿Les gustó la nota? La semana que viene les cuento sobre el resto de las visitas… ¡SALUD!