Sobrevolando. Los nuevos autores de la libertad es la primera entrega del sello editorial 9 monstruos del narrador, periodista y docente trujillano Gonzalo del Rosario. Como toda antología, Sobrevolando… es resultado de algo más que una mera compilación de datos, sino, más bien, de una interpretación particular de lo que el editor considera relevante y destacable dentro del contexto literario trujillano, no solo a partir del momento presente, sino de aquello que, a su parecer, lo será en el futuro.
Sobrevolando… se encuentra compuesto por doce relatos agrupados a partir de dos grandes criterios más o menos recurrentes en toda antología de carácter geográfico: 1) el que los autores hayan nacido y/o hayan desarrollado su quehacer literario en el lugar explorado -en este caso Trujillo- y; 2) el proponer una estética universal emparentada más con las metrópolis –Lima incluida-, que con los típicos motivos “locales” o “regionales”.
Referente a lo primero, el criterio es adecuado y no deja lugar a dudas. Del Rosario ha sabido explorar adecuadamente su medio a través de los principales certámenes y eventos literarios del norte de nuestro país, no con la intención simplista de compilar a los ganadores de estos, sino con la finalidad de establecer algunos puntos de referencia concretos a partir de los cuales elaborar su trabajo. De tal forma, no es de extrañar que podamos encontrar a narradores con el currículum de Pierre Castro al lado de otros más jóvenes como Howard Varas Arteaga, entre otros.
El segundo caso es un poco más complejo en cuanto más subjetivo. ¿Cómo puede ser definida la literatura de tinte “local” o “regional”? ¿Qué es la literatura de pretensiones “universales”? ¿Cómo se relacionan y oponen ambos conceptos? Estas preguntas, no obstante sus naturales implicancias sociales y políticas, bien podrían ser respondidas a partir de las siguientes hipótesis: 1) la literatura de tinte local o regional es aquella que se sustenta en la exaltación positiva (básicamente acrítica) de las tradiciones y paisajes característicos de la región o localidad; 2) esta misma literatura se sustenta en formas más o menos esquemáticas cercanas al romanticismo y al modernismo; 3) la literatura de pretensiones universales, en oposición a la anterior, se sustenta básicamente o en la representación crítica de la tradición, o en la negación de la misma; 4) las formas de representación de esta se encuentran cercanas a las tendencias de rompimiento cosmopolita de las tradiciones cercanas o afines a las vanguardias del siglo XX y, en menor medida, a las que les sucedieron.
A partir de esto segundo entonces, es posible entender el hilo que une a casi todos los relatos. En Sobrevolando… encontramos, pues, una serie de historias que comparten cierto desazón y cierto dilema como consecuencia de las limitaciones que sus autores, consciente o inconscientemente, han plasmado a partir de la oposiciones existentes entre sus pretensiones de conocimiento trascendente y universal, y sus desarrollos personales al interior de un contexto que perciben más bien pequeño, reducido y, hasta cierto punto, aislado. Ahora, estos conflictos no se centran en el rechazo cerrado y a ultranza, sino a partir de los inevitables lazos emotivos que poseen con este, como la familia, los amigos, las parejas, etc.
Más allá de la calidad de cada uno de los relatos, esto último establece de por sí un punto rescatable en la antología. Sin embargo, no solo eso importa, es más, me arriesgo a contradecirme arguyendo que este aspecto no tiene ningún valor cuando no hay calidad estética en el trabajo, algo que, no obstante y afortunadamente, no ocurre en Sobrevolando…, donde el talento, aunque no es general, justifica de más la publicación y apuesta del editor-antologador. Destacan así los relatos “El próximo Vallejo” (Pierre Castro), “Civilización” (Daniel Salvatierra) y “Enredados” (Ricardo Calderón), en ese orden.
“El próximo Vallejo”, del ganador del Cope de plata 2012 Pierre Castro, es sin duda el relato mejor logrado del conjunto en cuanto sabe sobreponer lo anecdótico y lo contingente a través de un lenguaje sencillo, por encima de alguna finalidad explícita maquillada a través de una escritura excesivamente formal y solemne –algo muy presente en los relatos que lo acompañan. Así nos encontramos con Alain y Marco, dos jóvenes escolares que se debaten entre su afición por la literatura y la vida cotidiana que los agrede a causa de esta afición. Algo que además se verá agravado por la presencia de Laura, una compañera de aula de la que Alain se encuentra profundamente enamorado. El nudo del relato se centra en los sentimientos de este, quien tiene que decidir entre extraviarse en el amor que siente por Laura o su amor por la Literatura.
“Civilización” de Daniel Salvatierra propone, en cambio, de forma muy divertida y amena la profunda relación que tiene el ser humano con la violencia hacia sus prójimos, así como el hecho de que la civilización y la cultura son parte de un aprendizaje que pude quebrarse en determinadas circunstancias límite. Alberto, un trabajador de oficina muy adecuado a las normas de convivencia social se escandaliza profundamente al ver las noticias que reportan la violencia a la que casi todos estamos ya acostumbrados. Algo que, sin embargo, no evitará que él mismo caiga en la ejecución de la misma al encontrar a su esposa con su amante.
“Enredados” de Ricardo Calderón Inca es más bien un microrrelato de una extensión de cinco reglones, no dejando de ser por esto una buena historia, que prefiero no comentar debido a su propia naturaleza. Amigo, si deseas leer estos relatos, por favor, compra el libro. Merecen, además, una necesaria mención los relatos “En blanco” (Oscar Ramirez), “A media noche” (Juan Carlos Díaz), “El bosque de los espinos” (Bruno Doig) y “Bye, Bye Misha” (Mauricio Málaga), los cuales, aunque no tan logrados como los otros tres mencionados, se perfilan con cierto potencial narrativo a los que los lectores no debemos dejar de atender.
Esperemos que esta nueva aventura editorial emprendida por Nueve monstruostrascienda esta primera publicación y continúe dándonos cuenta de las diferentes literaturas que se vienen desarrollando en las zonas del norte del país. La labor de este tipo de empresas es invaluable y casi heroica y es en gran medida responsabilidad nuestra que siga floreciendo ¿Cómo? Pues fácil, comprando.