Por Raúl Villavicencio
Hace unos días, un canal de señal abierta tuvo el nulo criterio de transmitir un programa, que previamente tuvo que pasar por una sala de edición, en donde se apreciaba a dos niñas desfilando en ropa interior; ante la impávida mirada de los conductores y de la presentadora que incluso declaró que esa ropa modelada servía para cuando las niñas “se tengan que lucir”.
Dicho incidente no pasó desapercibido por el público en general, criticando la insensatez de aquellos responsables de tan aberrante acto; pasando en reprochar a los conductores de ese programa que convenientemente terminó siendo retirado del aire, a condenar a los propios padres de familia de las dos niñas por permitir que salgan en señal abierta en “lencería”, o incluso a los directivos del canal que no tomaron las precauciones para someter a juicio el contenido del espacio televisivo.
El Perú no necesariamente se puede jactar de ser una sociedad relativamente sana. Prueba de ello son las constantes noticias en donde se indica tal o cual feminicidio, o la aparición de trata de personas que buscan a seres indefensos para traficar con ellos; o seres pusilánimes que venden pornografía infantil en lo más oscuro de las redes sociales.
Ante tan deprimente realidad resulta primordial que desde todos los estamentos se dé prioridad en resguardar la integridad física y psicológica de los más indefensos de la casa. Sin embargo, la peor manera sería sentarlos, sin una atenta vigilancia por parte de los adultos, ante la ‘caja boba’ que no discrimina a aquel que los está observando.
Esta lectura puede resultar para algunos cucufata o extremista, pero en ningún motivo ajena a la coyuntura social, en tanto lo que se pretende proteger es la inocencia infantil, cosa que considero debe ser responsabilidad, en primer orden, de los padres, pues son ellos los que toman las decisiones en los primeros años del infante: qué escuchar, cómo vestirse, qué comer, qué ver.
El canal hace poco emitió un comunicado, resolviendo no emitir más ese programa, como si esa fuera la mejor solución; en tanto, otro de sus programas insignia (el cual cosifica constante e intencionadamente a las mujeres participantes) continúa transmitiéndose como si nada de esto hubiese pasado pues ese sí que les da buen rating.