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Símbolo de la indiferencia

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Los más enrevesados sentimientos pueden generar observar la imagen de un niño ahogado en la Costa de Budrum, Turquía. Es una imagen en sí misma, que delata la ineficiencia de los Estados, las barreras burocráticas y los falsos diálogos diplomáticos. Esta fotografía es el símbolo de la deshumanización extrema, de una guerra inútil y sin sentido; y  la indiferencia de muchos países.

Se ha circulado muchas imágenes de todo tipo, pero una foto como esta, retrata la tragedia del día a día de los miles de migrantes de las principales zonas de conflicto de Oriente Medio.

En esta última década, la costa de Europa fue el principal objetivo de refugio de miles de personas (ancianos, mujeres y niños) que huyen de una  guerra injustificada  y que cada vez cobra más vidas humanas en sus países de origen. Esa travesía, que no es más que viajes de la muerte.

Según el reporte de Amnistía Internacional  “…en el 2014 se cobró 3.500 vidas, y pese a las condiciones meteorológicas, en los primeros tres meses de 2015 se alcanzaron  cifras record de personas refugiadas y migrantes que intentaban llegar a Europa por mar: A Italia llegaron más de 21.000.[1]

Para los miles de migrantes, la vida tiene un precio es 650 y 1200 euros (aproximadamente), el costo de  un lugar en la lancha;  ellos reconocen que pueden morir si realizan la travesía, pero el vivir en su país de conflicto – o morir ahogado- , es lo mismo. El testimonio de Lamin, nos puede dar cuenta lo señalado “Tuve que salir de Libia, porque quedarme o volver a mí país era demasiado peligroso […] En mi barca íbamos 107 personas, los traficantes nos contaron […] La gente se caía al agua, pero nadie podía ayudarlos. Los que cayeron al mar trataron de alcanzar la barca, pero no lo consiguieron. Vi caer a tres. Otros murieron por otros motivos, quizá por falta de comida y agua […] Sólo Dios sabe cómo me sentí cuando vi a los otros morir […] Sólo quedábamos siete cuando llegó el salvamento.”

Los esfuerzos de los países europeos son insuficientes y no creo  que la operación Mare Nostrum y Tritón pueda ayudar a mitigar la situación de los miles de refugiados.

Esto hace pensar que más allá de los instrumentos internacionales de protección de Derechos, se hace necesaria una política decidida de parte de la ONU, para proteger efectivamente a personas que terminan en calidad de refugiados. Junto con esto se hace necesario tener en cuenta la precariedad en la que los refugiados, especialmente los niños que resultan ser un sector altamente vulnerable.

Al mismo tiempo es necesario denunciar el doble estándar que los países tienen por razones de xenofobia para con los refugiados y tener en cuenta la obligación moral que estos tienen para con las personas que sufren ese tipo de afectación, especialmente el deber que tienen los países europeos debido a que en el pasado implantaron colonias de muchos de esos países en los que hay actualmente conflictos.

Todos tenemos  la responsabilidad de tomar conciencia de lo que sucede, es importante el trato debido a los refugiados. Es hora de reconocer que la tragedia, el problema ajeno es nuestro. Ese niño, puede ser nuestro hijo, hermano, sobrino, alguien cercano a nosotros.

[1]Amnistía Internacional (2015). La vergüenza de Europa a Pique. Omisión de Socorro a refugiados y migrantes en el mar. Disponible en  http://www.amnistia.org.ar/sites/default/files/soseurope.pdf

 

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