Con su propio lenguaje entre miradas y silencios profundos se abre paso a otra gran historia, Aki Kaurismaki como en sus anteriores filmes muestra efectivamente a sus personajes en una sociedad fría que devora toda relación humana, sin ser efectista todo lo contrario de la manera más sencilla nos sumerge a la vida de un agente de seguridad, nos muestra su trabajo nocturno y su soledad que va acompañándolo a ritmo de tango, todos parecen observarlo como el bicho raro del barrio, pero son las miradas donde permanece la profundidad de la narración.
No contiene el humor fresco como en “Un hombre sin pasado” aquí todo resulta más seco, los personajes hacen el mínimo esfuerzo expresivo, un desgano los rodea haciéndolos sentir cansados, Kaurismaki utiliza ese fondo para intentar un romance, con diálogos cortos Koistinen conoce a una mujer rubia, él se imagina un gran amor, pero ella sólo es la herramienta necesaria de un grupo de ladrones, que sirve para llevar a cabo el gran robo de joyas.
Koistinen se da cuenta de lo que ocurre, sabe que está siendo engañado, pero decide no hacer nada, la necesidad de que suceda al nuevo en su vida lo congela, lo petrifica, lo convierte en un muñeco que acepta todo en silencio, es acusado de robo, es llevado a la cárcel, luego liberado, saboreando los golpes de la vida sin quejarse, la indiferencia ante la sociedad parece ser el grito desesperado de una crisis que inhumaniza a la gente, agujeros profundos que devoran sueños, una sociedad finlandesa donde el único ambiente para socializar es un bar y un trago en la mano.
Las calles vacías profundizan la soledad, una toma general de la ciudad permite ver el ambiente insípido de la modernidad. En “Luces de la ciudad” Chaplin se enamora de una chica ciega, aquí la ceguera la tiene Koistinen de forma metafórica, “Luces del atardecer” contiene su belleza en la simpleza, una mesa, una botella y rosa, sin escenas cargadas, con los colores rojo, azul y verde que perduran en todo el filme. Esta no es una película como cualquiera, la inexpresividad debe ser interpretada mediante el lenguaje de las miradas, los ojos comunican mientras contemplan lo que va sucediendo, todos en este filme se toman su tiempo al observar, una mecánica sin rostro nos lleva a un final que siempre estuvo cerca.
Sin duda a Koistinen sólo faltaba que le orinen los perros, para cualquiera le podría resultar patético el personaje, pero son curiosidades que el hermoso cine de Kaurismaki nos hace disfrutar. No olvidar que esta joyita estuvo peliando la palma de oro en Cannes.
Entre los personajes que interpretan la historia están Janne Hyytiäinen (Koistinen), en su primer protagónico. Hyytiäinen es egresado de la Academia de Teatro de Finlandia, presentó obras en Helsinki y trabajo también en televisión. Maria Järvenhelmi (Mirja), de amplia trayectoria en el cine finlandés y cantante del grupo Cudos; Ilkka Koivula (Lindstrom), reconocido en teatro y en la gran pantalla; y Maria Heiskanen (Aila), quien repartió su carrera entre Suecia y Finlandia.