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SILENCIO, SE RUEDA: «Carancho» La mafia de los ‘rompehuesos’

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CRÍTICA

CARANCHO:   La mafia de los ‘rompehuesos’

Edwin Cavello Limas

Nuevamente el director de Mundo Grúa (1999) nos muestra el ritmo de la  vida bonaerense y su problemática social post crisis 2001. Un filme 100%  argentino, donde la mafia es el personaje principal en la historia,  acompañada del  amor para condensar las escenas,  interpretada por Ricardo Darín y Martina Gusmán. El ojo crítico de Pablo Trapero gira en torno a los accidentes de tránsito  que son la principal causa de muerte en menores de 35 años, esto genera un  millonario negocio de indemnizaciones.

Las diversas problemáticas sociales siempre han preocupado a Trapero,  lo mostró en trabajos anteriores como  “El Bonaerense” y “Leonera”, aquí  se preocupa de los personajes olvidados, de los alrededores del gran Buenos Aires, donde el hambre y la necesidad se juntan.  Con total libertad explora un triangulo de corrupción, sumergiéndonos a un corral para conocer a la gallina de los huevos de oro, una mafia organizada que trabaja impunemente devorando las pólizas de seguro.

Trapero en este filme toma la calle como escenario,  el ambiente urbano despierta el realismo necesario para la historia, con cámara en mano recorre la noche como en  una novela de  vampiros, pero en busca de huesos rotos. Sosa (Ricardo Darín) en el papel de abogado aparece como un antihéroe, como un ave de rapiña, como un “Carancho”, que aprovecha el momento y  los accidentes. Es allí donde ingresa Luján (Martina Gusmán) interpretando una médica, que  llega en la ambulancia, entre palabras secas y miradas tímidas se conocen, dando inicio a una relación; aquí Trapero muestra su profesionalismo al ser explicito en las escenas de sexo entre Darín y su esposa Martina Gusmán. Escenas que las desarrollan con mucho tino y buenos encuadres.

DESPLUMANDO AL CARANCHO

En los ojos de Luján vamos descubriendo todo el teatro armado, las capas de corrupción que genera un gran negocio. Las caretas salen a la luz, conociendo a todos los personajes involucrados  en un sistemático negocio de la mafia organizada. Su interpretación de joven médica va bien hasta que llega a exagerar con las agujas, un cliché de las series norteamericanas. La fotografía y los planos secuencia están muy bien trabajadas. Este es un filme donde recorre el efectismo policial, dividido por una línea en la historia, un antes y un después, que cambia y le da otro tono a la película, un cine negro que avanza entre  sangre generada por atropellos, golpes y disparos, el cambio de ritmo es evidente, pero no el final. Trapero se guarda la última ficha para seguir jugando con el espectador, nos mueve de la silla sin permitir que nos acomodemos, hay escenas parecidas  a “Amores Perros”  que hacen sentir la respiración y el sudor de los personajes. Sin duda no es el mejor trabajo de Trapero, pero continúa haciéndonos disfrutar con una nueva narrativa, reflejando diversas realidades sociales  y comportamientos del ser humano, que son las preocupaciones del nuevo cine argentino.

Esta película llega al festival de cine de Lima, luego de su participación en Cannes en la sección una cierta mirada, donde tuvo muy buenos comentarios, es decir, ya compitió con la película peruana Octubre, al igual que “Los Labios” Iván Fund y  volverán a competir  ahora en Lima.

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