Cine

SILENCIO, SE RUEDA: ¿Que hora es allá? de Tsai Ming Liang

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CRÍTICA

¿QUÉ HORA ES ALLÁ?

Jugando con el tiempo

Por: Edwin Cavello

Descubrir  cada película de Tsai Ming Liang es disfrutar de la belleza encantadora del cine, sus grandes directores son  Truffaut y Andrei Tarkovski, la influencia  de los dos directores  está presente en sus filmes,  como cada gota de agua,  Tsai Ming aparte de dirigir también escribe sus propios guiones,  como guionista jamás incluye diálogos, prefiere dar esa libertad a los actores, el ritmo mismo de sus  historias permiten respirar con naturalidad cada escena.

En ¿Qué hora es allá? crea un triangulo con personajes que son seducidos por el caos, las causas van creando efectos, Hsiao Kang  actor predilecto del director aparece en el asiento trasero de un auto, llevando flores y un paquete envuelto entre las piernas,  todo nos hace indicar la sutileza del inicio, un padre sentado fumando, pensativo, que sale al balcón,  una muerte provocada por un suicidio se simboliza, aquí da un salto en la historia, iniciando el juego entre espacio y tiempo.

Uno de los personajes es presentado como un vendedor ambulante de relojes,  que al llegar a casa se convierte en el hijo que acaba de perder a su padre,  y que debe convivir con una madre de extrema espiritualidad, este segundo personaje es la inocencia hecha carne, vive los días sintiendo a su esposo en casa,  lo imagina tan cerca que se masturba frente  a una fotografía; un sufrimiento que con el correr del tiempo intenta llenar los días de oscuridad, creyendo obedecer los deseos de su esposo.

El tercer personaje también femenino se aleja de Taipei, luego de comprar un reloj que caprichosamente elige del brazo de Hsiao Kang. Jugando con el espacio Tsai Ming Liang nos muestra París, que  aparece con ese ritmo absorbente de una metrópolis, Shiang-chyi  es la turista asiática que recorre la ciudad francesa; es acaso una nostalgia  que se enciende o tal vez el deseo de que el tiempo desaparezca,  sin duda  para Tsai Ming, París le recuerda a Truffaut.  Aquí se inicia el chispazo de humor,  una obsesión por la hora nace en la cabeza de Hsiao Kang,  que acompaña también  el deseo de descubrir el cine francés, quien en adelante  dedica su tiempo  a cambiar las horas de los relojes, sin importar donde estén ubicados.

La intimidad es otra de las cosas que la cámara de Tsai Ming observa, mostrando curiosas acciones de los tres personajes  que viven entre el miedo, el deseo y la soledad. Otra de las cosas que sorprende de este director, es que siempre sabe dónde poner la cámara,  la fuerza de la fotografía penetra en la retina, dando la pauta perfecta para cada escena; además  maneja muy bien los tiempos muertos con cámara fija y juega sorprendiendo con la luz, llegando a sacar provecho de las sombras.

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