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SILENCIO, SE RUEDA: Three Monkeys de Nuri Bilge Ceylan

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CRÍTICA

Tres monos (Üç Maymun /Three Monkeys)

Una inteligente forma de morder la verdad

Por: Edwin Cavello

La belleza de su trabajo me hace preguntar ¿cómo cultivó todo esto? el talento del director Nuri Bilgen Ceylan  es profundamente poético, nació en Turquía en 1959, país euroasiático,  en la ciudad de Estambul antiguamente conocida como Constantinopla,  ahí desde niño despertó ese placer por la fotografía, en la escuela se ganaba sus monedas tomando fotos, pero la idea de hacer cine aún no estaba clara, luego de estudiar ingeniería agrónoma e ingeniería química decide al fin entregarse apasionadamente al cine.

Nuri Bilgen  inicia la película en una noche,  con la oscuridad como cómplice, con un atropello da  el paso inicial a la historia, acompañado de un testigo y un culpable que sirven como piezas claves para desarrollar  un clima de suspenso. Toma la política del brazo y la sienta en sus rodillas  para mostrar  de forma sutil el poder del dinero;  sus personajes van tomando forma no necesariamente de monos, pero representan ese simbolismo como dice el titulo “tres monos”, el mono  que no ve, no oye y no habla; para los chinos significado de sabiduría, para Nuri Bilge el ingrediente ideal para jugar con sus personajes, mostrando la corrupción  moral que engendra una familia.

Una carrera política está en juego, el culpable decide llamar a su chofer de confianza, lo maquiavélico emerge, conociendo sus necesidades le ofrece dinero y una estabilidad para su familia, con la condición de que se declare culpable. Tres son los miembros de la familia, padre, madre e hijo, que luchan como seres “humanos” evolucionados, intentando esconder la verdad, creando un triángulo que se va cerrando a cada minuto de la película, hasta cambiar cada letra de la palabra verdad por una mentira.

Nuri Bilge inserta un cuarto personaje, jugando con la metafísica, con la presencia espiritual de un hijo muerto, la conciencia toma forma parece indicarnos,  pero es muy pequeña, y convierte la culpa en una caricia tibia. La forma poética de insertar cada sonido sirve para orquestar el ritmo de la historia, el agua, el tren,  el viento, el sonido de la lluvia y el crujir de las puertas contiene una fuerza especial  que sostienen muy bien las escenas, bajo un cielo profundamente gris  los personajes toman el rumbo conflictivo, pero lavan bien los trapitos sucios en casa, llegando a entenderse y protegerse.

En su niñez la cámara fotográfica era su juguete y compañero, así  Nuri Bilge aprendió a desarrollar su gran talento, que lo demuestra nuevamente en este filme, sorprende cada imagen llena de fuerza, alimentada con gran textura, convirtiendo cada fotograma en un deleite para la retina. Otra de las cosas que trabaja  muy bien son los planos, filmando las escenas sin mover la cámara, de forma quieta sostiene cada cuadro, dejando la libertad del movimiento en sus personajes, dando la sensación de estar cerca observando desde una ventana. Nos habla con imágenes haciéndonos sentir cómplices de lo que ocurre.

La forma por costumbre de filmar de Nuri Bilge  Ceylan es con bajo presupuesto, comenzó utilizando a sus familiares para personajes de sus historias, sabiendo darle  un marcado realismo mágico; es por eso que esta historia comienza acompañada por una fuerte lluvia y finaliza de la misma forma, sabiendo que la lluvia limpia todo, borrando cada huella y lavando las almas de toda culpa.

Un director con más premios ganados para su país, reconocido en el festival de Cannes como uno de los maestros del cine mundial, ganando una palma a mejor director en Cannes 2008. El día de la premiación Nuri Bilge Ceylan dijo: «Dedico este premio a mi bello país y solitario, que me encanta con pasión.»

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