Opinión

¿Será Castillo el nuevo Humala?

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Escribe: Carlos Vargas

Keiko Fujimori, la hija corrupta del dictador más corrupto del Perú, ha sido derrotada por tercera vez en una segunda vuelta presidencial. Los dirigentes reformistas celebran su derrota y anuncian que con Pedro Castillo y Perú Libre se abre una era de cambios progresivos y hasta revolucionarios. Sin embargo, ¿no nos dijeron lo mismo cuando Humala le ganó a Keiko el 2011, o cuando el mismo Alberto Fujimori le ganó la elección a Vargas Llosa en 1990?

En 1990, Fujimori era el candidato emergente, sin pasado político que ofrecía defender los intereses del pueblo frente a un intelectual acomodado de ultraderecha. Por esta razón, los dirigentes sindicales y reformistas de entonces, reunidos en Izquierda Unida, llamaron a votar por Fujimori, en algunos casos “críticamente”, como “mal menor”. El resultado de este error, o mejor dicho de este crimen, es conocido por todos.

En una entrevista realizada en 1991, el fenecido Javier Diez Canseco reconocía que: “Nosotros no nos dimos cuenta que Fujimori simplemente cambiaría de bando y conseguiría el apoyo de las fuerzas militares e imperialistas”. Dos décadas después, tampoco se dieron cuenta que Humala terminaría masacrando Cajamarca, privatizando más la salud, e impulsando una reforma laboral que no fue derrotada por los dirigentes que lo llamaron a votar, sino por los jóvenes no sindicalizados más explotados de Lima, autoorganizados en Zonas.

Diez años después alguien podría pensar que esta gente logró aprender algo de sus “errores” más recientes e históricos y, sin embargo, no importa cuantas veces se equivoquen y se vuelvan a equivocar, no importa cuantas veces reconozcan su “error” y prometan enmendarlo, una y otra vez llamarán a votar por el “mal menor” nacionalista o hasta liberal que candidatee, porque para esta gente “fuera de las elecciones todo es ilusión”.

Llamaron a votar por Humala el 2011 y luego negaron haberlo hecho, hoy llamaron a votar por Castillo, es decir, por el nuevo Humala. Y la excusa es la misma de siempre: “había que derrotar a los golpistas de la CONFIEP”. Sin embargo, nos preguntamos ¿acaso los golpes se crean o destruyen en las urnas? Ciertamente el partido nazi participó de las elecciones parlamentarias de 1930 pero en estas solo obtuvo la tercera parte de los votos y esto le bastó para tomar el poder tres años después. Keiko ha obtenido el 49.823%, ¿no debería solo este hecho hacer sonar la alarma de los defensores “marxistas” de la “democracia” en términos generales?

Nada de eso. Los “marxistas” en términos generales celebraron inmediatamente el triunfo de Castillo esperando que los golpistas acepten su derrota democrática. Sin embargo, los golpistas del fujimorismo mostraron ese coraje propio de dirigentes políticos que sí defienden los intereses de su clase. Keiko denuncia fraude y lo está haciendo de la forma más burda posible lo que debería generar más pánico aún porque confirma que su vía al Poder Ejecutivo no es o no será legal. Lo que en realidad se está preparando son medidas de fuerza, medidas que necesitan tener respaldo popular pero no necesariamente del 51%. ¿Esta amenaza de golpe militar fujimorista justifica entonces el apoyo político al ex toledista Pedro Castillo?

En primer lugar, debemos recordar que Keiko ha obtenido el apoyo de la pequeña burguesía pobre de la ciudad aislando a los obreros y a los campesinos pobres combativos, como resultado del apoyo de los reformistas al falso socialismo venezolano y a liberales corruptos como PPK o Vizcarra, a quien defendieron de la vacancia participando de una “revolución” que tuvo el apoyo de la mayoría de limeños[i], sí, de la misma mayoría que luego le daría su voto a Keiko Fujimori.

La burguesía nativa bolivariana de Perú Libre, esa que ha obtenido millonarios contratos inmobiliarios con el gobierno regional de Junín, no representa los intereses de los obreros que explota ni de los campesinos que desprecia. No, nuestra burguesía no es ni patriótica ni democrática como creían los maoístas de Sendero Luminoso. No, el ex aprista Guillermo Bermejo no es nuestro Robespierre. El tiempo de las revoluciones democrático-burguesas ya pasó hace rato.

Ahora toda la economía mundial se encuentra bajo el dominio del capital. Ahora le toca el turno a la revolución socialista, a la revolución permanente que teorizó y dirigió León Trotsky en Rusia y extendió a todos los países atrasados. En América Latina la revolución permanente busca abrirse paso en Chile, en Colombia. Es hora que las masas peruanas se sumen a esta lucha continental y mundial por su liberación[ii].


[i] https://zonaobrera.wordpress.com/2020/11/18/revolucion-anti-corrupcion-o-movilizacion-anti-vacancia/

[ii] https://zonaobrera.wordpress.com/2021/06/15/ni-fujimorismo-ni-chavismo-luchemos-por-el-verdadero-socialismo/

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