Opinión

Ser libre es más que una palabra…

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Por Margarita Babilonia

La palabra tragedia la relacionamos con la desgracia y, sobre todo, con el final funesto. ¿Y cómo este término se puede vincular con la emancipación, cuyo significado representa la idea de libertad? Este interrogante es respondido en el libro La tragedia de la emancipación femenina y otros textos (Red Editorial, 2019), de Emma Goldman. Este es un texto que, mediante seis escritos redactados entre los años 1906 y 1911, nos muestra cómo la situación de las mujeres no ha cambiado ni va a cambiar si solo es analizada desde una óptica: considerar que la igualdad es una finalidad y no como un proceso.

Por un lado, uno de los aspectos que se puede resaltar del libro es la atemporalidad de su significado. Ya Yuri Lotman (1999) había afirmado que un texto explosivo tiene la capacidad de reinventarse en el tiempo y su significado podrá ser resemantizado por el lector. Goldman lo logra, pues cuestiona qué significa ser libre en una sociedad capitalista, donde la doble moral es parte de la normativa convencional. Este punto lo relaciona con la economía, el matrimonio y la prostitución. Dicho contexto se sigue repitiendo hasta nuestros días, puesto que la mujer será cuestionada cuando rompa los moldes tradicionales de la virtud y busque nuevos espacios o caminos para desarrollarse. Por otro lado, Goldman sabe unir e interrelacionar de forma magistral las esferas pública y privada en el imaginario social (Randazzo, 2012).

La sexualidad y el control de la natalidad se vinculan con el poder, de tal modo que estos siguen siendo cadenas de opresión para las mujeres. De igual manera, el ideal del matrimonio logra que nosotras nos arrodillemos frente al altar y el deber impuesto por Dios, por el capitalismo, por el Estado y por la moral. En pocas palabras, la mujer nace y es criada para ser poseída: primero, por el padre, hermano, esposo o, incluso, por el hijo; segundo, por las normas sociales y quienes las ejercen. Asimismo, se niega que el sufragio femenino sea un paso “real de independencia”, puesto que se siguen aplicando las mismas leyes que nos aminoran. Es decir, es un mero trámite para tranquilizar a las feministas, pero en el nivel estructural sigue siendo caduco. Finalmente, Goldman admite que su posición de pensamiento progresista la convierten en un blanco fácil para la sociedad machista, que busca mantener el status quo de la opresión. Ya no vivimos en la época de las brujas, donde se quema a la mujer “extraña”; ahora, nos lapidan con calumnias hasta apagar nuestra voz. Es lamentable ver que ha transcurrido más de 100 años y no haya cambiado esta problemática. Podría aseverar que se ha agudizado, pues la violencia de género es parte ineludible de nuestra realidad.

Termino citando una de las frases más certeras del libro:

En este mundo, la mujer sería libre de forjar su propio destino, un objeto digno de gran entusiasmo, coraje, perseverancia y esfuerzo ininterrumpido de un ejército de hombres y mujeres, quienes invirtieron todo en contra de un mundo con prejuicios e ignorancia. (Goldman,

La sociedad solo logrará ser igualitaria cuando acepte que todo integrante de la sociedad es parte esencial del cambio y progreso.

Referencias:

Goldman, E. (2019). La tragedia de la emancipación femenina y otros textos. Buenos Aires: Red Editorial.

Lotman, Y. (1999) Cultura y explosión. Lo previsible e imprevisible en los procesos de cambio social. Madrid: Gedisa.

Randazzo, F. (2012) “Los imaginarios sociales como herramienta”. Imagonautas. 2(2). 77-96.

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