Se hizo justicia, la probada argumentación del Fiscal José Domingo Pérez llevó a que el Juez Richard Concepción Carhuancho emita una resolución debidamente motivada dictando 36 meses de prisión preventiva en contra de Keiko Sofía Fujimori Higuchi a la luz de la abundancia documentaria incriminatoria, sosteniendo además, entre otras cosas, que existe grave sospecha de lavado de activos y de una organización criminal en Fuerza Popular, resolución que difícilmente podría ser declarada nula en una instancia superior; pues el juez dio todas las facilidades a ambas partes, prolongando inclusive la audiencia durante varios días a fin de que se tenga la oportunidad de poder exponer las cuestiones y posiciones del caso.
A pesar que durante todo el desarrollo de la audiencia la estrategia de la defensa de la lideresa de Fuerza Popular fue la ensuciar, enredar y enturbiar la misma mediante observaciones e interrupciones, sin embargo fueron superadas con creces. Quedó demostrado cómo es que mediante las conversaciones en el grupo “La botica” Keiko Sofía Fujimori Higuchi, sus asesores y sus congresistas coordinaban el apoyo a Pedro Chavarry para tener parte del control de la fiscalía.
Asimismo, se demostró cómo es que se planificaba deslegitimar, joder, “matar”, “chancar” la labor del Fiscal José Domingo Pérez, ambas situaciones en una clara intención de obstaculizar las investigaciones del Ministerio Público. Solo esto era suficiente para cumplir con el presupuesto de la prisión preventiva y dictaminar su ejecución por parte del Juez, pero, además, también se pudo evidenciar el mecanismo de la fragmentación o “pitufeo” de los depósitos realizados en la campaña del 2011.
De esta manera es que encontramos un pronunciamiento con arreglo a Ley, en donde los principios del debido proceso han sido salvaguardados. En este caso se ha actuado de forma correcta, lo que significará una bocanada de aire fresco para el Poder Judicial y el recupero de la confianza por parte de la ciudadanía en sus instituciones, en sus poderes del Estado, pero por sobre todo en la justicia, en las normas, en los valores, en la ética.
Finalmente, parafraseando al poeta César Vallejo, aún hay, hermanos, muchísimo qué hacer.
Si algo es ilegal, no porque la mayoría lo haga, significa que esté bien. Se necesitan más sanciones emblemáticas como esta para reestructurar urgentemente la muy venida a menos clase política nacional y demás autoridades. No podemos perder la esperanza de llegar al bicentenario con los pilares de una república fortalecida dando por fin los pasos para el fortalecimiento de las instituciones, en consecuencia a las tan esperadas reformas de segunda generación. Hagamos a un lado el “protocolo”, aplaudamos muy fuerte, de pie, ya que no solo ha ganado la democracia, sino, también (y gritémoslo a viva voz), ¡Ganó la justicia!