Martes: Teatro Segura, bajo una araña de luces con forma de mándala celeste fosforescente, se ubican las butacas, frente a un escenario vasto. A los costados, los balcones con adornos de flores y rostros sonrientes hechos con bordes de pan de oro, flamean como embarcaciones a la espera del suceso. Se abre el telón y aparecen los poetas invitados. Pulcritud y expectativa. El primero en hablar es Omar Aramayo.
Establece la jerarquía de Lima, de cómo, al llegar septiembre, los árboles se iluminan del morado del jacarandá. Y de cómo, gracias al magisterio de Eguren, creció la nueva poesía peruana. Se presentan a los poetas invitados. Habla H. Alva y agradece la presencia de todos. Lee cada uno de los poetas: versos como pinceladas al viento. Escucho atento y silencioso. Habla el nuevo director de la Biblioteca Nacional del Perú y se confunde al decir el nombre de uno de los poetas homenajeados. A la salida, aprovechamos para charlar en el Queirolo de Lima. Cerveza negra, espumosa, heladita: Salón Hora Zero, a la luz de la fotografía con todos sus integrantes: Mora, Pimentel, Verástegui; falta, claro, Juan Ramírez. En la mesa, Héctor Hernández (Chile), Sophia Yáñez (Ecuador) y Julio César Galán (España). Se discute la poesía, es decir, la posibilidad del poema como máquina, como especulación, como música o no música. Me obsequian ejemplares de Tingshas y Un adiós abierto. ¿Qué hacer después de la vanguardia? ¿Qué escribir después de Trilce, Química del espíritu, La mano desasida?
Miércoles: visita fugaz al poeta Paúl Guillén. Hablamos de poesía peruana. Salomón Valderrama y la experiencia acumulada tras enhebrar y vivir la poesía. Me obsequia un ejemplar de Sisma (poema documental) y otros libros más de las nuevas promociones literarias. Años que no veo al increíble Paúl: historias, anécdotas, un chifa en la esquina de la avenida Guardia Civil, dos manzanas y versos de Martín Adán. Leo, en la noche, el nuevo trabajo de Guillén: poesía experimental, con altas dosis de tradición, donde busca una conexión entre imagen y signo, con diferentes usos de la cultura popular peruana (Chacalón, por ejemplo) con autores más insulares (Michael McClure, por ejemplo) para formar un híbrido maduro.
Viernes: ayer leí mis versos, como cierre del evento en el Museo Metropolitano de Lima.