Por Edwin A. Vegas Gallo
Lo que está sucediendo con la segunda temporada de pesca de la anchoveta, con 330 mil toneladas capturadas de juveniles, muy por debajo de la talla mínima legal, es una muestra de que al gobierno boluartista, no le interesa para nada, el mandato constitucional de la conservación de los recursos naturales biológicos que son finitos.
La ministra PRODUCE y la vice ministra de Pesca, son comparsas del gremio empresarial pesquero, más enfocado este, en el lucro a corto plazo, evitando con estratagemas el cierre de la temporada, que no da más, esperando que el anti ciclón del Pacífico favorezca el enfriamiento del mar, tal como pregonan sus alfiles “científicos”, para la recuperación del stock.
Este mal manejo político y empresarial de la anchoveta, es un ejemplo para entender la relación desarrollo humano y ética para la sostenibilidad o simplemente “pan para ahora y hambre para el mañana”.
El político y el empresariado, no entienden o no terminan de entender, que los recursos naturales son bienes comunes, es decir bienes compartidos por diversas comunidades humanas generacionales y que hay ejemplos de su destrucción de manera sistemática a lo largo de la historia peruana.
Lo cierto es que la dejadez gubernamental ex profeso está llevando a la tragedia del bien común del recurso anchoveta, además de que si no hay una ordenación integrada del recurso, que pase por aplicar criterios de prevención, precaución y previsión; para evitar la vulneración poblacional de aquella, reduciendo el riesgo de efectos perjudiciales a largo plazo e irreversibles, la anchoveta seguirá el camino inexorable de la extinta sardina.
De esto último son conscientes los pescadores y lo saben empíricamente. De allí su lucha para que paren la matanza indiscriminada de la anchoveta.
Por cierto, la universidad peruana y los Colegios profesionales, hacen oídos sordos al clamor del pescador, en complicidad manifiesta.
