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Se estrenó en Lima “Yo no me llamo Rubén Blades”, del director panameño Abner Benaim

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Escribe Omar Crispín

Se estrenó en Lima “Yo no me llamo Rubén Blades” del director panameño Abner Benaim cinta que dio inicio al 22 festival de cine de Lima.

Podemos decir sin temor a equivocarnos que este material describe los momentos más importantes de uno de los artistas más completos de este lado del mundo, contado por el mismo protagonista en donde se atrevió a revelar anécdotas,  pasajes inéditos y secretos que el mismo Rubén nunca antes había declarado.

Este material inicia desde San Felipe, aquel barrio en Panamá en donde Rubén vuelve a visitar la casa en donde pasó su infancia junto a sus padres y hermanos, mirando con nostalgia su antigua casa, cuenta pasajes de su memoria y nos lleva a recorrer también aquellos edificios en donde él jugaba y donde comenzó aprender a cantar. Desde esa altura observó el panorama para escribir las primeras letras de sus futuras canciones que en su momento nadie imaginaba que esas mismas estrofas se volverían inmortales.

Un suceso muy importante en esa época sucede por la vida de Blades, en enero de 1964 su país vive uno de los pasajes más duros con el problema del canal de Panamá, en donde hubieron muertos y heridos a manos de soldados estadounidenses solo porque sus compatriotas en lucha sin armas quisieron flamear la bandera panameña al lado de la estadounidense en un territorio que consideraban con derecho suyo, ese hecho histórico de su vida, hizo que dirigiera el transcurso de sus ideas y aferrarse con fuerza su idea social y política; luego nace el tema “Patria” considerado el segundo himno panameño, aquel 31 de diciembre de 1999 cuando el canal volvió a ser panameño en su totalidad, ya sin la intromisión yanqui cuyo pasaje Rubén lo cuenta con mucha rabia y enojo.

Ya en Nueva York cuenta la historia muy conocida de como entra a Fania, de su empleo en la correspondencia y sobre ese sabor agridulce que le tocó pasar con esa casa disquera al querer robar sus canciones, problema que le costó mucho dinero en poder recuperarlos y la satisfacción de que lo logró, pero con todo eso también cuenta el lado positivo que le vio al problema, cuenta que sin la ayuda de Fania él no hubiera podido mostrarse al mundo como a otros buenos artistas.

Relata además sobre su primera grabación con el pianista Pete Rodríguez, sobre su participación con la orquesta de Ray Barreto y Willie Colón, en donde este último todavía tiene un problema por saldar. En la cinta nos hacer recordar el amor sobre el gran Cheo Feliciano en donde visita su tumba en un cementerio en Puerto Rico.

En su casa, entre risas y anécdotas con el director, Rubén nos muestra por primera y única vez (como el mismo lo dice) su vida como cualquier mortal, lavando los platos y sacando la basura y enseñándonos como se baila con el sonido de fondo de una big band y recordar aquellos tiempos del Palladium en donde junto con fotografías y polvorientos discos de oro Rubén nos muestra también una faceta desconocida, su afición por los comics y su colección de revistas que cada vez que los mira y los revisa le hace recordar con un hondo suspiro su infancia.

Uno de los pasajes más incomodos y que ahora lo narra con mucha gracia fue el caso de reconocer a un hijo de 40 años en donde tuvo que someterse a una prueba de ADN para reconocer su paternidad, su propia esposa Luba Manson confiesa que en su momento fue algo incómodo para ellos pero ya se pudo superar.

Cabe indicar que este documental sirve como testamento ante cualquier eventualidad  y poder aclarar todo en su momento y que nos muestra al artista su lado más humano y real, Benaim solo puso REC y pudimos apreciar a un Rubén suelto con muchas cosas que contar, quizá hay muchas más cosas que saber de este maravilloso abogado, político, actor, cantante, músico y compositor que la música sigue siendo un pretexto para poder decir mucho más.

Este es y será Rubén Blades, bohemio y poeta que gracias a sus canciones, muchos y me incluyo, pudimos aprender que en medio del plástico también se ven las caras de esperanza, se ven las caras orgullosas personas que trabajan por una Latinoamérica unida y por un mañana de esperanza y de libertad.

Gracias por mucho Rubén.

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