Ha fallecido mi tía Martina Portocarrero, un cáncer al pulmón le arrebató todo el aire que tenía para su pueblo. La vamos a extrañar con su sonrisa de campesina, con sus manos abiertas y sus palabras sabias. La vamos a extrañar cuando cantaba “Flor de Retama” en los tiempos en que te apuntaban con la pistola o que todo era motivo para ir a la cárcel. Pero Martina, era mar y marea, era una voz insondable en la conciencia de su pueblo. Y no solo porque caminaba a pie por Lima o sus barriadas, subía a sus combis, cargaba baldes de agua, almorzaba en carretilla, sino porque sabía perfectamente que, para ayudar a su pueblo, tenía que hacerlo desde la política. Y en este gobierno muchas veces la vocearon como ministra de Cultura, que se lo merecía por méritos propios. Muchos se negaron, que les pese en la conciencia. Ahora Martina es un mito, es la imagen emblemática de la mujer que lucha por sus ideales, la mujer que no claudica, que levanta la voz con ternura y permanece para siempre.
Todos saben que no era necesario hacer mucho para pedir que cantaras en algún evento público. Siempre estabas presta a entregarnos tu talento innato, tu música con olor a pueblo, a ríos y a cerros. Y porque eras nazqueña de nacimiento y habías estudiado seis años de canto en el Conservatorio Nacional y dos años en la Escuela de Arte Dramático del Perú y psicología en la UNMSM, gran folklorista e investigadora del canto andino.
En una última entrevista dijiste que no sabías cómo te habías enfermado si no fumabas, si no cometías excesos y te cuidabas mucho y no te diste cuenta que los excesos fueron tu amor al pueblo. Y yo recuerdo verte cantando en la noche y hasta en las madrugadas en la plaza san Martín (ahí nos tomamos una foto) y una de esas vigilas por nuestro país. Y solo queda agradecerte. Seguro, como me lo pediste, te acompañaré con mi vieja guitarra alguna vez.
Hasta siempre, maestra Martina, vuela alto, Leonila Martina Portocarrero Ramos, “Ay Martina, Martinacha / Ay Martina, Martinita / Como el vientecito te has ido / Como la pajita te volaste».
