Atrápame si puedes. Desde el 6 de octubre, fecha en que se sentenció a Vladimir Cerrón a 3 años y 6 meses de prisión efectiva, ya han pasado más de dos meses en que no se sabe nada del ideólogo y fundador de Perú Libre. El ex gobernador regional de Junín fue encontrado responsable de colusión en el caso Aeródromo Wanka por presunto lavado de activos y organización criminal. Escuchada la sentencia, a Cerrón Rojas no se le volvió a ver más.
Desde aquel 6 de octubre, el médico cirujano solo se ha dedicado a burlarse de la justicia peruana y sobre todo de las máximas autoridades de la Policía, como si se tratara de un mágico escapista que puede desaparecer solamente arrojando una bomba de humo al suelo.
El pasado 27 de diciembre, un escuadrón de oficiales ejecutó una operación para corroborar dicha información y dar con el paradero del escurridizo fundador del partido del lapicito.
“Siendo las 15:20 horas del día de la fecha se logró ubicar el referido fundo, ubicado a 500 metros aproximadamente antes de llegar a la Plaza de Armas de Chacaybamba, logrando entrevistarnos con personas (…) con domicilio en el referido fundo. Acto seguido, se les procedió a informar de la información antes señalada de que Vladimir Cerrón Rojas se encontraría oculto en el fundo de su propiedad, quienes con su autorización, voluntad y libre consentimiento permitieron que personal policial puedan rápidamente verificar los diversos ambientes de dicho fundo sin resultado positivo para la ubicación del prófugo antes citado. Asimismo, las personas expresan”, se lee en el documento.
Pese a no haber sido encontrado en dicho lugar, Vladimir Cerrón sí accedió al acta policial. Incluso, la publicó en su cuenta de X (antes Twitter), publicación que borró a las horas.
“El general Óscar Arriola, quien dijo haberme ubicado en Chincha, luego en las embajadas de Lima y Cuba, ahora envió un comando de élite a Chacaybamba, Monombamba-Jauja con resultado fallido. Mientras tanto en Lima, el sicariato, los robos, las balaceras y los secuestros a la orden del día”, era el mensaje que acompañaba la captura del acta.