Cuenta regresiva y las casas y negocios se vienen pintando de amarillo. No faltan las flores amarillas, el cotillón, las guirnaldas doradas y mucho menos la infaltable piñata de fin de año, aquel objeto que es despedido a punta de palazos, golpes y patadas.
Es ya una tradición en nuestro país colocar el rostro de algún político, personaje de la farándula o deportista que hizo méritos durante el año para ser reprochado por la mayoría de la población, ya se por sus escándalos, infidelidades y decisiones gubernamentales.
En esa ocasión las piñatas más vendidas en el Mercado Central o en Mesa Redonda llevan los rostros de nuestra presidenta Dina Boluarte, y la del ex técnico de la ‘Bicolor’ Juan Máximo Reynoso. La primera cuenta con una aplastante desaprobación, la cual se ha mantenido durante todo el año a causa de su desconexión con la realidad, sus constantes viajes, el derroche de dinero y, cómo no, la represión social que se vivió a principio de año. Hasta el momento no hay ni un solo responsable. En tanto, el popular ‘Cabezón’ se ha ganado la antipatía no solo de los medios de prensa deportivo, sino también de la hinchada peruana.
Ambos personajes no guardan gratos recuerdos en el año que ya se va y la población se los hará saber este 31 a medianoche. Esas piñatas oscilan entre los 15 o 20 soles, mientras que las alusivas a otros personajes nacionales pueden costar un poco menos.
No cabe duda que la última noche de este año servirá como catarsis para muchos peruanos que tuvieron que soportar de mala gana los desvaríos tanto de la jefa de Estado como la del estratega nacional.