Las mujeres de Otárola. tal parece que la debilidad del primer ministro Alberto Otárola es que una agraciada mujer acuda a su despacho para conversar con él, pues cada una que pasa por su oficina se retira con un jugoso contrato bajo el brazo.
Fue el programa Panorama quien difundiera una fotografía nunca antes vista del premier junto a Rosa Rivera Bermeo, una de sus afortunadas amigas beneficiadas por el Estado. Y es que anteriormente el premier Otárola indicó que solamente la había visto una vez. “Yo las conocí en una reunión y no las he vuelto a ver más”, dijo el premier en una para RPP.
La imagen que viene circulando por todos los medios data del junio del año 2022, mostrándose a un sonriente Alberto Otárola junto a su entrañable amiga Rosa Rivera, a la cual estrecha su mano, ambos sonriendo para la cámara.
En el reportaje se remarcó que el titular de la PCM, quien es enteramente hombre de confianza de la presidenta de la república, siempre ha querido desligarse de cualquier vínculo con Rosa Rivera, pues la corroboración de la existencia de ese vínculo configuraría un posible caso de corrupción en el aparato estatal.
De acuerdo al informe periodístico, Otárola no habría dicho la verdad respecto a sus nexos con Rivera, quien ganó un contrato por un monto superior a los 50 mil soles, y conoce a ella “desde hace años y la acompaña a eventos privados”.
El programa detalló que la fotografía fue tomada en las instalaciones del Club Departamental Apurímac, en el que Dina Boluarte era la presidenta. Según el reportaje, el premier puede tomarse todas las fotos que desee con sus amistades, pero no incluirlas en las planillas del Estado.
Al ser abordado por el reportero del dominical, la seguridad particular de Otárola evitó que se le acerque, mientras que este solo soltó una extraña frase: “Dile al filósofo que todo está bien. Al filósofo que todo está tranquilo”.
Por este caso de presunta corrupción, el Ministerio Público le abrió una investigación preliminar a él y las dos mujeres involucradas. Para la Contraloría General de la República, se trató de contratos direccionados en favor de ambas, lo que se podría configurar como un delito.