Una mujer sostiene a un bebé recién nacido entre sus brazos. Está sentada en una silla en un hospital del Cusco. Una enfermera la ve y observa que la mujer no tiene síntoma alguno de haber dado a luz. Se acerca, observa y le pregunta si el bebe está bien. La mujer se pone nerviosa, tropieza con las palabras al dar explicaciones y la enfermera corre a llamar a la policía. El bebé acababa de ser comprado por S/400 soles para ser sacrificado en algún ritual a la Pachamama. Así de escalofriante. Detenida la mujer, la policía logra capturar a cuatro mujeres más, todas metidas en esta red de compra de niños recién nacidos.
Una hembrita, S/400 soles, un machito, S/700 soles. Todos con fines mortales. Si el bebé presentaba alguna enfermedad al momento de ser recibido, era ahogado en un balde con agua y luego desaparecido. No. No es el guion de una cinta de terror, es el Cusco en el año 2023, donde se acaba de destapar no solo el espantoso tráfico de niños en esa parte del Perú, si no también la paupérrima situación de los hospitales en esa región. ¿Y las madres? Aún no se sabe de ellas. La fiscalía acaba de darles 9 meses de prisión preventiva a dos de las cuatro detenidas. Las otras dos están libres “por falta de pruebas”, pues en el Perú la ley es la ley y qué importa si te pescan esperando un recién nacido en la puerta de un hospital: mientras no lo tengas entre tus manos, eres inocente.
Pero lo terrible de esta historia es el destino de las criaturas. En el México de los Aztecas, cuando escaseaban las lluvias, se realizaba una ceremonia en honor al dios Tlaloc. Decenas de niños eran transportados en procesión para ser ahogados en la gran laguna y, en el camino, le eran arrancadas las uñas. Mientras más lloraran, más abundantes serían las lluvias. Pero estamos hablando de mediados del siglo XV. 500 años después, en pleno siglo XXI, seguimos asistiendo al terrible rito de la ignorancia y la oscuridad, en la ciudad más cosmopolita del Perú. ¿Y las madres? Nos preguntamos nuevamente. Esperamos conocer pronto la respuesta. Estos crímenes no pueden quedar impunes.