Opinión

Rigor argentino

Lee la columna de Julio Barco

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Ana Abregú es una de las escritoras más prolíficas que conozco. A la fecha, su obra se expande como un meteorito y genera ondas que serán captadas en el futuro. A ella le debemos uno de los libros más fundamentales sobre Salvador Dalí, Paranoxia Dalí (2019), y Dédalo (2020), cuyo tema se inspira en la etapa de Covid-19 y, de alguna forma, en mi propia persona. Nuestra discípula de Macedonio Fernández y Vila-Matas lleva una vida paralela como informática y estudiante de letras. Su relación con el mundo académico de su país se materializa en la revista-editorial Metaliteratura y en su amistad con críticos como Roberto Ferro, recientemente fallecido. También se destaca como SEO en canales virtuales.

Ana Abregú imita del barcelonés Vila-Matas la dedicatoria perenne (“A mi abuela Pola”) y el infaltable epígrafe macedoniano: “El mundo es de inspiración Tantálica.” A los ya citados se añaden trabajos dedicados a la crítica, como el reciente Ulises en su laberinto (2024), cuyo tejido fragmentario analiza la poética del irlandés: “He intentado definir qué es literatura. Y dejado en suspenso la cuestión; de cierta manera parece que no hay respuesta, pero se planteó un acercamiento: un alguien dijo: ‘un texto literario es un texto que usa recursos literarios’”. Abregú expresa una preocupación por las estéticas, por la estructura y la narrativa interior: es una exploradora, una detective salvaje del siglo XXI. De su experiencia como gestora de contenidos, apareció Blog para posicionamiento (2022). Alejada de las luces reflectoras, su obra es un archipiélago hecho de pura pasión y un inaudito esfuerzo.

En su país, tenemos el caso de César Aira, autor de un centenar de novelas; y, en nuestra lengua, aunque muy distante, Corín Tellado, con 4000 títulos. Para concluir este pequeño esfuerzo de dar luces a una obra desbordante, cabe destacar que Abregú es una luchadora tenaz de una moral estética, que podría cifrarse en el rigor y la solidaridad con otras poéticas. Actualmente, lleva un taller de poesía virtual mediante las redes sociales y prepara, sin perder el ritmo, sus siguientes títulos.

(Columna publicada en Diario UNO)

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