Ricardo Terrones es un artista norteño, y desde muy joven tuvo muy claro el horizonte a seguir. Abandonó la carrera de ingeniería industrial, y se vino a Lima a estudiar artes plásticas.
La obra de Terrones es realmente ambiciosa, y tributa permanentemente al ser que anda comprometido con la naturaleza; sin embargo, y a pesar de tener una carrera prolífica, con una treintena de exposiciones dentro y fuera del país, los medios y la crítica prácticamente no le abren la puerta como se merece.
Conversamos con él en el marco de su última individual que se viene desarrollando en la galería del Centro Cultural Ccori Wasi de Miraflores.
¿Por qué estudiaste en la escuela de Bellas Artes?
El arte siempre estuvo ligado a mí desde niño, y me fluía naturalmente. Y como todo provinciano emergente, me propuse lograr objetivos; y la capital siempre me llamó la atención, y por eso llegué e ingresé a la escuela de Bellas Artes en 2002; y dejé la carrera de ingeniería industrial en Trujillo. Mi familia se opuso, pero yo tomé la decisión, aunque mi madre dio todo por mí.
En todos los años que estuviste en la escuela ¿Qué balance haces de tu estancia estudiantil?
Fue doloroso en muchos aspectos, porque creí que iba a encontrar los medios necesarios para encaminarme en los objetivos para ser artista; pero no había profesores que estuvieran a la altura que merece la escuela de Bellas Artes con la historia que tiene, aunque, rescato a algunos de ellos que yo supe absorber por sus consejos y conocimientos; y fueron claves en mi desarrollo. Entre ellos están Tokuda Fujita y el historiador Marco Ramos Chang con el que sigo trabajando hasta hoy.
¿Cuándo fue tu primera exposición colectiva?
Antes de ingresar a la escuela, estudié en el Mali. Ahí tuve mis primeros pasos que estuvieron orientados a los cánones del arte universal, y luego pasé a la escuela de Bellas Artes, y allí es donde me invitaron a una colectiva para exponer.
¿Y tu primera individual?
Eso fue muy triste para mí. Mi primera individual iba a ser en la universidad Agraria de la Molina, y cuando yo egresé de la escuela, no tenía dinero para esa primera individual, y tuve una experiencia dolorosa, y me frustré por no tener dinero.
Tienes una trayectoria de muchos años como artista, con decenas de exposiciones en distintos centros culturales y museos ¿Por qué no expones en galerías comerciales?
Hay una explicación. Tokuda Fujita me orientaba durante el camino en mi carrera, y me decía: “haz un currículo en centros culturales y museos, porque eso te dará un soporte para afuera”. Y las galerías, de pronto van a querer propuestas comerciales, para que se vendan. Y lo primero era crear un soporte en lugares claves. Y yo apliqué eso.
¿Pero no descartas exponer en alguna galería comercial?
Claro que sí. No lo descarto.
Hay galerías comerciales que son respetuosas de la temática personal del artista; y hay otras que te imponen temáticas a realizar ¿Aceptarías ese tipo de imposiciones?
No. Una vez, el dueño del Centro Colich de Barranco se interesó por mi obra que la vio en una colectiva en Juan Parra del Riego; él me contactó por Facebook, y me invitó a una reunión, y allí me propuso que realice un proyecto en función de lo que él quería, y no sobre lo que yo venía desarrollando; y le respondí que solo podría exponer lo que estaba trabajando, pero no accedió.
Cuando estás trabajando en un proyecto ¿te das tiempo para observar exposiciones?
Hago ese pequeño esfuerzo de vez en cuando; pero más estoy metido en mi taller, interactuando con lo que voy a hacer.
¿Qué opinión te merece las últimas propuestas que se vienen exponiendo en Lima sobre arte contemporáneo?
De pronto, hay artistas que rescatar, pero son poquísimos. Lo que veo ahora son modas mediáticas, efímeras, que con el transcurrir del tiempo no van a trascender. Lamentablemente la sociedad artística local tiende a mirar lo que hacen en el exterior, para decir que estamos al mismo nivel de desarrollo que ellos. Para mí todo eso es mediático, y de pura tendencia, nada más.
Existen algunos teóricos que afirman que toda obra de arte finalmente es conceptual. Por eso actualmente vemos a nuevos artistas que venden la idea de su obra como un discurso propio, que va más allá de su propia obra ¿Qué opinas?
Ese tipo de obras están sustentadas en base a su función teórica, y no en función de la propuesta del artista como obra; me refiero a la estilización de la forma, del volumen, de la figura, y de la propia composición. Las obras contemporáneas de elite, que se venden a gran escala en ciertos sectores elitistas, están sustentadas teóricamente. Y en la historia del arte con el transcurrir del tiempo, las obras siempre han hablado por sí solas, y no necesariamente en función a lo teórico. Las obras se deben defender solas, y no necesitan de un rollo.
Pero ellos defienden la idea de la intelectualidad, y/o el nuevo discurso de su obra
La intelectualidad se encuentra en la propia obra, y el artista se enfoca, y desarrolla su propia intelectualidad en función a la interpretación de la forma y el volumen. Y eso está en la composición, y en los colores.
En tu reciente exposición Hombre Naturaleza y humanidad, hay formatos de todos los tamaños y la muestra es muy ambiciosa. Háblanos sobre esta individual
Este proyecto más está enfocado en mi propia biografía antropológica. Una biografía que está ligada a mi infancia, adolescencia y juventud. A todo ese mundo lúdico de las formalidades de mis obras, las he enfocado en esos arquetipos que están muy arraigados en mi vida. Y lo miro como lo miraron mis antepasados; ellos enfocaron la biografía de su existencia social, política y religiosa; y yo aplico ese mismo contexto; aunque sencillo, pero contundente, y solido al momento de interpretarlo.
¿Qué limitaciones tienen los artistas de provincia con respecto a los artistas de la capital?
Son grandes las limitaciones, porque los artistas que ya se encuentran en la parte citadina, están tan absorbidos con lo que el mundo les ofrece, y ellos les trasmiten a los nuevos jóvenes lo mismo; y esos jóvenes tienden a dejar del lado ese maravilloso arraigo cultural que viene de las regiones, y de las provincias. Yo recomiendo a los jóvenes que miren su entorno, y su propia convivencia; y no mirar solo lo que suceda en la parte urbana.
¿Qué tal te ha tratado la prensa y los medios en los últimos años?
Te voy a ser honesto; es muy difícil ingresar a la prensa. He luchado mucho, casi no me han respondido al teléfono, no me han respondido mensajes, pero hoy por hoy, se me están abriendo las puertas de a pocos. Mi primera nota de prensa la hizo el Diario 16 gracias a Marcos Fernández. Luego me publicaron en Diario Uno, y también en La República. Y entiendo que todo se maneja en base a contactos.
¿Algún conocido crítico ha visto algo tuyo?
No he tenido la oportunidad. De pronto, no espero nada de los críticos, y espero más de mi propia obra.
¿Qué artistas peruanos vivos te sirven como referentes?
Respeto mucho al maestro Gerardo Chávez, por todo lo que ha venido realizando durante su carrera, y por los conocimientos que me brindó, y por la oportunidad de estar en su taller para observar cómo pinta. Otro referente también puede ser Fernando de Szyszlo, por lo que planteó la propuesta de la abstracción precolombina; aunque, me hubiera gustado que él como artista hubiera evolucionado más.
Actualmente ¿te subvencionas gracias a tu arte?
Así es. Vivo exclusivamente de lo que hago desde hace varios años. Y distribuyo todo eso para mis materiales, mi alimentación, etc.
Para terminar, ¿Qué se viene?
Sí. Inauguro en agosto en el Museo de San Francisco de Asís en el Cusco. Y ese museo internacionalmente es muy reconocido, y por ende suma a mi currículo como artista.