Por Edwin A. Vegas Gallo.
El reporte ONU 2024 sobre el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS, plasma que Perú a 5 años de su vencimiento, la actual agenda gubernamental y las anteriores, no han trabajado políticas públicas para encaminar al país al bien común, en temas cruciales como pobreza, alimentación, agua, salud y vivienda.
Es penoso que un país dotado de diversidad cultural, biológica, geológica e intelectual esté en un cuadro de desarrollo con víctimas en “pobreza paradojal”, amén de la crisis de inseguridad civil en cualquier rincón del país.
De allí que se hace necesario comprender mejor los ODS, desde la perspectiva de la Ecología social y la ciencia política, alejados de la teoría darwiniana del hombre dominado de la naturaleza, léase, malgastar el agua, minería ilegal, tala y pesca indiscriminada, explotación de hidrocarburos en lecho marino no importando las poblaciones costeras.
Por tanto, se impone repensar los PDS Perú desde la coevolución naturaleza-sociedad, en el sentido adaptativo de la sociedad a la nueva realidad de su soporte físico-natural y al nuevo sistema jurídico de los derechos humanos, impidiendo su vulneración especialmente en la niñez en riesgo.
Perú con su potencial natural, manejado con inteligencia democrática, puede aspirar a ser un país con alto nivel de desarrollo humano en visión futurista moderna, con los pies en la tierra, aprovechando sus ventajas competitivas.
Lamentablemente con políticas cortoplacistas corruptas como la “ley del atún”, lo han convertido en simple exportador de recursos en detrimento de las futuras generaciones.