Durante muchos años, la imagen de la mujer ha sido usada como un “objeto sexual” en la mayoría de campañas de publicidad, resultando como consecuencia la difusión de estereotipos denigrantes, falsas concepciones, visión limitada y la posibilidad de que estas concepciones se difundan masivamente y queden impregnadas en el inconsciente colectivo de la sociedad.
Las agencias de publicidad, creativos publicitarios, guionistas, productores y los mismos clientes que encargan las campañas, han optado por un “facilismo” de usar el erotismo de la mujer como aspecto central para atraer la atención de los productos. Felizmente, en los últimos tiempos ya se perciben campañas que revaloran a la mujer, resaltando su rol de líder y empeño por superarse.
Proponemos revalorizar a la mujer en la publicidad peruana, reemplazando la visión “sexista” por una visión integral que integre sus valores humanos, su identidad y dignidad, junto con el rol de la maternidad, su creatividad y los nuevos roles sociales como parte de la igualdad de género.
Para ello es necesario erradicar de la publicidad los avisos que atenten contra la dignidad humana, reemplazando por una nueva concepción. Cabe anotar que la imagen de la mujer en la publicidad ha mejorado mucho en los últimos años y ahora ya es factible observar con más frecuencia, en la publicidad, a una mujer trabajadora, independiente y autosuficiente, líder, emprendedora.
Es necesario visibilizar la problemática de la mujer en el Perú, porque la mujer sigue siendo víctima de abusos y violencia social, manifestada por ejemplo en el femicidio y violencia, marginación social y laboral: a pesar de que el gobierno viene promulgando leyes para favorecer la inclusión de la mujer, todavía sufre marginación y exclusión. Mayoritariamente los cargos públicos en entidades del Estado y en empresas privadas son desempeñados por varones. Además, los niveles salariales indican que la mujer gana menos que el varón.
Otro caso muy grave, que viene siendo investigado por la Policía Nacional del Perú, es la trata de personas. Miles de mujeres, especialmente adolescentes, son víctimas de trata, secuestradas y obligadas a prostituirse por mafias y organizaciones criminales.
Violencia y femicidio
Cabe también señalar que la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, conocida como Convención de Belém do Pará solicita a los Estados parte adoptar medidas legislativas de índole penal (entre otras) que “sean necesarias para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres” (art. 7.c de la Convención).
En este sentido, el estudio “Análisis de Legislación sobre Femicidio/Feminicidio en América Latina y el Caribe e Insumos para una Ley Modelo” (2018) (https://tinyurl.com/yfkackv7), tanto el Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Violencia (MESECVI) como ONU Mujeres brinda a Latinoamérica un modelo de ley para abordar la más grave violación de Derechos Humanos de las Mujeres que se diferencia del simple homicidio.
Además, debemos señalar que, en el marco del Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de la Tortura, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) manifiesta su preocupación por la afectación desproporcionada de las mujeres frente a actos de tortura y otras formas de malos tratos. Por ello, urge a los Estados a adoptar medidas con enfoque de derechos humanos y con perspectiva de género que permitan prevenir y combatir estos actos.
La crisis del coronavirus ha puesto en evidencia fallos institucionales y de procedimiento que han agravado el riesgo de tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes para innumerables mujeres de todas las regiones del mundo, señalan los expertos.
En abril de 2021, la representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en el Perú, María Sacasa alertó que los impactos de la pandemia por coronavirus no han sido neutrales frente al género. Una medición que hizo el PNUD con ONU Mujeres, en América Latina, indicó que 50% de las medidas adoptadas por los gobiernos para abordar los impactos sociales y económicos de la pandemia fueron sensibles al género, y es la prevención y abordaje de la violencia contra las mujeres la problemática que concentra la mayor proporción de medidas.
A grandes problemas, grandes soluciones. Y una mejor educación, con respeto a la persona, tiene que ser la base para el cambio social.