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Reflexiones sobre el indulto, las marchas y el antifujimorismo

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El indulto del ex dictador Fujimori realizado por el actual presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski, es reprochable desde todo punto de vista excepto el técnico jurídico y eso es costoso de entender para todos aquellos que creen que el derecho puede ser independiente de la política o que la «democracia» es una práctica sostenida o practicada por el actual sistema.

La verdad ya no hay tiempo ni espacio para ingenuidades. Por ejemplo, la parcializada CIDH se pronuncia solo cuando le conviene y calla en los pocos idiomas que utiliza cuando no. Las personas que señalan este detalle en las redes sociales al contemplar  la diferencia dada entre el enfoque de la CIDH respecto de Venezuela y el que aplica al caso peruano se ven inmediatamente «zaheridas» por los grandes devotos de la indignación y depositarios seguros -solo en el ámbito de sus mentes, por supuesto- de toda la ética que le hace falta al resto del Perú, que desde luego, no es ni puede ser parte de su «facción».

Las interpretaciones vienen y van respecto de la validez del indulto pero causa indignación ver como los seguidores de tendencias contrarias -fujimoristas y antifujimoristas- se tildan mutuamente de ignorantes y otros adjetivos similares o aun peores. Quizás, de esta pugna sin sentido provenga la empecinada y estúpida frase de «toma tu táper» o la nefasta presunción de que la gente sigue a Fujimori solo por haber recibido algún estímulo indebido o beneficio.  

Siendo que cualquier persona medianamente informada sabe de los crímenes, delitos, excesos e inumerables actos de corrupción realizados bajo el oprobioso gobierno del exdictador no puede vejarse a toda la población que es su seguidora pretendiendo que son estúpidos o prostituibles.

La verdad, luego de tanto tiempo viendo estas disputas, no observo que haya una diferencia sustancial que haga prevalecer a los antifujimoristas sobre los seguidores «naranjas». En la última marcha, por ejemplo, tuve la impresión de que muchos estaban allí solo por inercia y quisiera equivocarme en este punto pero los hechos concretos no me señalan un yerro en esta dirección. Las proclamas de toda la vida, las voces secas, apagadas, la ausencia de exaltación y de júbilo justiciero me hicieron creer que a los marchantes les hacian falta  antorchas pero no para «incendiar la pradera» sino para particpar en un desfile primarioso.

Los antifujimoristas «promedio», es decir los más grandes «moralistas» de esta época, creen haber develado el «séptimo sello» al dar cuenta de la conducta de PPK, circunstancia que, por otro lado,  ha sido una constante de su ejercicio profesional y político desde, al menos, los tiempos de Velasco. Y, además, parecen haber advertido recién el modo en que se realiza la «política» en el Perú para mayor sorpresa de ellos mismos.  Considero que en este orden de cosas, no puede existir ninguna sorpresa para alguien honesto y lúcido a la vez, pero resulta que esta honestidad y lucidez puede y debe ser cuestionada en ambos bandos dado que no solo no existen individuos perfectos sino que es una canallada creer que uno mismo es uno de estos arquetipos del buen ciudadano. Ya no recuerdan, u olvidan con la presteza de una sola semana, que marcharon a favor de PPK ante la solicitud de vacancia de los fujimoristas y que su supuesto purismo al retirarse del hemiciclo debería ser considerado una verguenza absoluta ya que en realidad solo les atormentaba la idea de no perder sus curules en caso se hubieran llevado a cabo nuevas elecciones generales dado que no cuentan con inscripción como sucede, obviamente, con el Movimiento Nuevo Perú.

Finalmente, el indulto no extingue la responsabilidad del delincuente favorecido con esta gracia presidencial, solo deja sin efecto la pena privativa de la libertad y esto no parece importarle a nadie sino solo que haya sido resultado de una negociación entre el «presidente» PPK y el mismo Alberto Fujimori, circunstancia sin duda repugnante pero no por ello, merecedora de invalidez formal o de vicio del acto presidencial que concedió el indulto.

Entiéndase que nadie ha dictaminado que Alberto Fujimori sea inocente de los delitos por los que fue condenado.  Esperemos que esto sea comprendido de una vez  y en lugar de tanta performance vacía nos atrevemos a pensar de verdad  por qué a un gran sector de la población no solo no les parece mal que se mate a terroristas o a presuntos terroristas o a inocentes vinculados a terroristas sino que, además y pese a los delitos y todos los otros actos repudiables de su paso por Palacio de Gobierno, consideran a Alberto Fujimori un político menos dañino que todos los otros que ahora se ven entrometidos en el caso Lava Jato.  

Sucede que la imposibilidad de pensar en el otro nos impide hallar una fórmula conciliatoria y de desarrollo colectivo y ético para todos los peruanos. En este sentido, aquellos que atribuyen a los fujimoristas ser solo unos interesados y unos deficientes mentales no reparan que ellos en su infructuoso antifujimorismo a ultranza no demuestran ninguna superioridad.

Mi impresión es que la falta de conciencia ciudadana se da en ambos bandos para mal, desde luego, de toda la población en su conjunto.

La marcha del 28 de diciembre que estuvo sobrepoblada de clasemedieros y que no tuvo ninguna participación genuinamente popular salvo las «huestes» etnocaceristas fue francamente una acción digna del «día de los inocentes» según la frívola desnaturalización de esa fecha aciaga para los recién nacidos asesinados por orden de Herodes. Frivolidad y crimen, ridiculez y tragedia, mezclándose, una y otra vez, sobre estas pantomimas de forjación de la Historia.

Post Scriptum.

He publicado varios artículos en los que he sido crítico del fujimorismo y lo soy aun en este momento máxime cuando considero que toda la «clase» política se ha fujimorizado pero es inevitable pensar en que ha fallado la «democracia»en estos 16 años transcurridos desde la caída del criminal asesino que es el recientemente indultado Alberto Fujimori. La opción meramente «anti» no surte mayores efectos y eso debe quedar absolutamente claro para todos.  

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