Por: Tino Santander Joo
El diario El Comercio denuncia que «podríamos tener más de medio millón de candidaturas en 2026 en los comicios generales (presidencia, Congreso y Parlamento Andino)», y advierte que, si el Congreso no elimina los noventa y seis movimientos regionales, la situación podría ser aún más incoherente. ¿Qué está detrás de semejante esquizofrenia electoral? Sin lugar a duda, esta reforma, impulsada por la comisión de “expertos” designada por el delincuente Martín Vizcarra, tenía un único objetivo: destrozar aún más a los partidos tradicionales, que ya están sometidos al crimen organizado.
Los partidos políticos en Perú son simples marionetas del crimen organizado, tanto los tradicionales como los nuevos clubes de aventureros. Todos ven al Estado como un botín para robar, y la “libre competencia” solo es un disfraz para ocultar los negocios ilícitos que realizan bajo el manto de la inversión privada y la creación de empresas públicas insostenibles como Petro Perú. Son una mafia organizada que se perpetúa en el poder.
El pueblo sabe lo que pasa: el Congreso es una guarida de presuntos mafiosos que legislan únicamente para beneficiar sus intereses personales. Roban a los trabajadores, se alían con la Fiscalía, que actúa con total complicidad y lenidad, mientras el Poder Judicial es una verdadera farsa, una feria ambulante donde se vende la libertad, la dignidad y la propiedad de los peruanos al mejor postor. Nadie respeta al Congreso ni al Poder Judicial. El repudio y el odio hacia estas instituciones son masivos. La impunidad es el modus operandi para aquellos que controlan el poder político y económico en el país.
Las elecciones de 2026 son una farsa montada para engañar al pueblo. Los peruanos estamos dispuestos a levantarnos y denunciar el fraude electoral que se perfila para perpetuar a la misma clase política podrida de siempre. Es un juego de apariencias, en el que la oferta política está tan fragmentada que nadie podrá entender cómo votar. El fraude es tan descarado que el fujimorismo no deja de modificar la ley electoral cada semana para servir a sus propios intereses, y sus aliados mafiosos, como Alianza para el Progreso, Acción Popular, Renovación Nacional, Perú Libre y la “izquierda parlamentaria” se arrastran servilmente ante su poder. Todo está manipulado para que sigan en el poder, como siempre.
Por otro lado, los grandes grupos de poder económico siguen saqueando al pueblo. El oligopolio bancario aumenta sus ganancias a costa de los intereses usureros que nos imponen en los créditos hipotecarios y de consumo. El monopolio farmacéutico del Interbank sigue dominando el mercado, y los grandes empresarios gobiernan mercantilistamente, sin la más mínima intención de crear verdadera riqueza. Son unos incapaces que no pueden generar una verdadera clase dirigente. La burguesía no tiene líder ni rumbo. Todos los que se presentan como candidatos son ricachones diletantes que, desde los cafés de San Isidro, en los sets de Willax o en los periódicos de la concentración mediática, pontifican sobre temas como la seguridad ciudadana o las supuestas alianzas “democráticas” de centro derecha y centro izquierda. Solo demuestran su total ignorancia sobre la realidad del país.
Están ciegos, sordos e ignorantes. Los podridos no se dan cuenta de que la mayoría del pueblo los desprecia, y que estamos listos para levantarnos contra esta farsa electoral. El Perú no está para mentiras, ni para mediocridades de figuras vacías que piensan que con viejas consignas nos pueden manipular. La rebelión es imprescindible. Nosotros proponemos una rebelión popular que cierre el Congreso, saque del poder a la mafia de Dina Boluarte y su banda, y establezca un gobierno de transición que convoque a nuevas elecciones, pero bajo otras condiciones, sin el control de estos corruptos.
Solo una revolución social será capaz de salvar al Perú del crimen organizado y de los aventureros que intentan sustituir a una mafia por otra. ¡No hay otro camino! ¡Rebelión popular contra la farsa electoral!