Arte Urbano

Ramiro Llona “Pienso que en Lima no hay justificación alguna para pretender cobrar una comisión tan alta”

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RAMIRO LLONA

“Pienso que en Lima no hay justificación alguna para pretender cobrar una comisión tan alta”

Aquí el texto escrito por el artista Ramiro Llona, donde habla sobre la labor y el negocio de las galerías, museos y la ausencia de una política cultural.

Me doy cuenta, con una secreta alegría, que las redes han recogido esta denuncia con entusiasmo. Por eso agradezco a todos, los que apoyan, los que no apoyan tanto, los que compartieron y comentaron los enlaces.

De pronto lograremos cambiar, en este caso detener, algo. Si no es posible -y esto depende de la actitud de otros artistas- estaremos satisfechos de la batalla que estamos dando y saber que no nos quedamos callados ante lo que en mi entender constituye un atropello.

Para que esto sea posible creo que es necesario pasar del tema personal, lo que me sucedió a mi con la Galería Lucía de la Puente, y empezar a reflexionar cómo y por que el tema de las comisiones afecta a los artistas y al mercado del arte.

Pienso que en Lima no hay justificación alguna para pretender cobrar una comisión tan alta. Ya el 35% sumado al IGV y el 10% que se paga al fisco como profesional independiente significa que del valor de venta de una obra a uno le llegue el 48% aproximadamente. Si las galerías cobran el 50% el artista recibiría el 37% aproximadamente.

Esto para explicarlo en términos exclusivamente monetarios.
Entre las razones que aducen las galerías locales para cobrar el 50% es que estamos en un mundo globalizado y que debemos cobrar igual que las galerías en otros países.
Esto es falso. En Chile, Argentina, Colombia las galerías cobran porcentajes que varían entre el 30 y 35%.

Se cobra 50% sobre el precio de venta solo en casos especiales. Por ejemplo si la galería le paga por adelantado al artista el precio de una obra. O si la galería establece un arreglo con el artista y le pasa una mensualidad fija que no tiene que ver con el volumen de ventas necesariamente.
La otra instancia en la que se cobra mas de 35% es cuando la galería lleva al artista a Ferias de Arte internacionales, esto debido al costo de transporte, pago del stand de exhibición y otros gastos.

También cuando traen a artistas que viven fuera del Perú.
De la misma manera si la galería hace una exposición de unos de sus artistas en una galería de otro país también se cobra usualmente al 50% por que hay que compartir la comisión con la otra galería. También hay que decir que en este caso se comparten los gastos con la otra galería.
Menciono estas situaciones tratando de establecer ejemplos de lo que podríamos llamar una normatividad. Dentro de esta se dan excepciones.

Lo otro que encuentro interesante es que de pronto estamos en un mundo globalizado y es lo mismo representar un artista en Lima o en Nueva York o París.
Cuando uno expone o trabaja con una galería de las grandes ciudades, donde efectivamente se cobra el 50%, las condiciones son otras. Es muy probable que existan contratos que establecen una mensualidad que la galería le da al artista, ese fue mi caso cuando trabajé en galerías en Nueva York o en otra ciudad de Estados Unidos.

Aparte de las condiciones monetarias la realidad del arte es absolutamente distinta. Si se hace una exposición pasarán a verla cientos o miles de personas. Hay intercambios permanentes de muestras y pintores con galerías de otros países o ciudades. Es muy probable que un artista que trabaja durante años en una galería de NY tenga cuadros en alguna de las colecciones de los cientos de Museos que existen. Las galerías cubren todos los gastos al 100% incluido el transporte de obras, publicación del catálogo, todo lo relacionado a la inauguración y difusión en la prensa como podrían ser anuncios pagados en revistas y periódicos.

Hay muchísimo mas gente interesado en el arte y la base de coleccionistas es enorme. La posibilidad de ventas es de igual manera mayor.
De igual modo los gastos de una galería en una ciudad como Nueva York o París son definitivamente mas altos que en nuestra ciudad. Tanto por los costos administrativos, como por el tipo de trabajo que realizan con sus artistas.

Realmente yo no veo por donde podríamos imaginar que la realidad cultural de nuestro país en lo que respecta al mundo del manejo de obras de arte puede compararse al de las grandes ciudades. A menos que se crean lo del país del primer mundo, las cifras macro de Alan García y de paso los comerciales de Promperú. Sabemos que nuestra realidad está muy distante de eso, sobre todo en el ámbito cultural donde la norma es la carencia de estructuras y el escaso por no decir nulo apoyo del Estado. La ausencia de una política cultural que todos estamos ansiosamente esperando de parte del nuevo Ministerio de Cultura.

En cualquier ciudad de Europa hay museos dedicados a diferentes épocas, con diferentes enfoques culturales. Ejemplos maravillosos de artesanía, intereses que pasan por lo antropológico, museos dedicados a culturas diferentes, lejanas en el tiempo y lo geográfico, colecciones que se organizan alrededor del arte moderno. Innumerables lugares alternativos y de experimentación. Todos estos espacios y experiencias culturales permiten y alimentan la producción artística.

Esto también entra en el 50%, siento yo, aunque es más difícil de explicar.
En Lima tenemos un Museo de Arte, el MALI, que tiene una política cultural que no deja a nadie satisfecho salvo a los que trabajan ahí y que realiza dos subastas de arte al año. Esto lo encuentro inaudito pues desaparece las fronteras entre el Arte y su comercialización de manera rotunda y cínica. Un museo debería ser el lugar donde más y mejor se demarquen esas diferencias.
El otro Museo, el MAC, por el cual me he peleado con personajes notables, con mi maestro y con el ex alcalde de Barranco, debería haberse quedado como el IAC. Es más un Instituto de Arte Contemporáneo que un Museo. Lo cual no le quita mérito.

Finalmente encuentro sintomático que en esta época de contextualizaciones no aparezca algún historiador del arte, un crítico o un curador preguntándose por que las dos feria de arte, eventos cuya principal finalidad es la comercialización del arte, han escogido como sedes una institución militar –ojo con nuestra historia – y un Museo que nunca debería estar involucrado en la comercialización del Arte.

Cuanto más escribo más me parece que este asunto de que las galerías decidieron unilateralmente subir las comisiones del 35 al 50 % no es un hecho aislado si no que mas bien calza a la perfección con nuestra realidad social, económica, histórica, cultural.
De pronto esta sensación estructuró la determinación con la que me opuse a que se me cambien las reglas a mitad del camino.

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