Gerenciar el desarrollo de un país exige funcionar con principios empresariales. Válidos para toda organización. Si el presidente es “gerente de un país”, la organización estatal debe satisfacer al cliente: el ciudadano.
Un presidente, un alcalde o un presidente regional deben ser “gerentes” del país. El Estado debe tener un “manejo técnico” y caminar como una empresa. Entonces, ¿qué pasaría si intentamos aplicar criterios de evaluación de la responsabilidad social a las principales instituciones del Estado peruano?
La respuesta no es simple. Tenemos un sistema estatal imperfecto, con un sistema empresarial llamado democracia, donde campean males como la corrupción, el tarjetazo y la argolla, un Congreso desacreditado, sistema judicial que tambalea, gobiernos regionales y municipios que licitan obras públicas “a dedo”, expertos en hacer y deshacer, con asesores fantasma que gobiernan en la sombra.
Es difícil cuando existen en el país todavía una burocracia corrupta, hospitales públicos donde campea la negligencia, pasillos judiciales donde caminan algunos jueces corruptos, colegios estatales sin carpetas, profesores que gozan de licencias irregulares y siguen cobrando haberes, exasesores que compran conciencias, empresarios corruptos en medios de comunicación, gobernantes que hacen fortunas con el erario público, establecimientos públicos donde no se cumplen las normas de accesibilidad para los discapacitados, donde hay marginación y exclusión…
En la otra orilla, también los ciudadanos del Perú muchas veces olvidan que no solamente tienen derechos adquiridos, sino también deberes que cumplir. Y aquí está el “punto de quiebre”.
A la par de altos valores y cultura, de peruanos ilustres y ejemplares, poetas de nota, o los “peruanos de a pie”, obreros esforzados, madres coraje plenas de valentía y dignidad, también existen aquellos que no sintonizan con lo que debe ser el tren del progreso.
Y son muchas las actitudes negativas que hacen daño al país, ya sea por ignorancia o por maldad en sí. En lo poco y en lo grande hay cosas que indignan. Hay peruanos que procrean hijos sin el mínimo de responsabilidad, abandonando luego a sus vástagos a la peor de las orfandades: la miseria moral. La lista es extensa… Pero hay algo muy cierto: la base del cambio social tiene que ser primero individual.
Límites de la democracia política
La Conferencia Episcopal Peruana (CEP) pidió este viernes pasado al Congreso de la República tomar una decisión política sobre el adelanto de las elecciones generales para poder salvaguardar la “institucionalidad democrática y generar las condiciones de un verdadero diálogo vinculante en las regiones a nivel nacional”, luego de que el Parlamento Nacional fracasara en el Hemiciclo por una interpretación del Artículo 78 (https://tinyurl.com/2p84p6hw) del Reglamento del Congreso de la República sobre el debate y aprobación después de las manifestaciones de protesta por el caso Pedro Castillo, donde se han registrado 66 personas fallecidas.
En el artículo 78 del Reglamento del Congreso se establece: “Si la proposición de ley o resolución legislativa es rechazada, el Presidente ordenará su archivo. No podrá presentarse la misma proposición u otra que verse sobre idéntica materia hasta el siguiente periodo anual de sesiones, salvo que lo acuerde la mitad más uno del número legal de Congresistas”.
A través de una carta abierta a los 130 funcionarios públicos que integran el Congreso de la República, la Conferencia Episcopal señaló el derecho de la población a elegir a sus nuevos representantes en el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. La Conferencia de los Obispos del Perú afirmó que “el pueblo soberano tiene derecho a decidir sobre los destinos de la patria mediante elecciones transparentes y justas para renovar los poderes Ejecutivo y Legislativo”.
En mi artículo “Los problemas de la democracia política” (https://tinyurl.com/yckwrf52) señalo sobre la crisis democrática en el Perú: “Lógicamente, ¿cómo confiar en una democracia que ha catapultado la corrupción institucional en el Estado y en los sucesivos gobiernos de turno? ¿Cómo creer que el “sistema democrático” es el mejor si en la práctica seguimos al borde del abismo? ¿Falla el sistema o fallan las personas? Los resultados están a la vista: todos los últimos expresidentes han sido denunciados y procesados por diversos delitos de corrupción, malversación de fondos, cohecho, organización criminal, etc.”.
Cabe indicar que la revista The Economist calificó como un “régimen híbrido” al Perú tras el fallido intento de golpe de Estado de Pedro Castillo y el actual gobierno político de Dina Boluarte, sucesos que han empeorado la crisis política y social en nuestro país.
Este anuncio se da en medio de las manifestaciones de protesta en Lima y en diversas regiones del sur del país que solicitan la renuncia de la mandataria Boluarte, el cierre del Congreso actual y el adelanto subversivo de las elecciones generales en Perú.
“Más al sur, un golpe fallido del presidente de Perú (después derrocado), Pedro Castillo, debilitó una democracia ya inestable. El índice ahora clasifica al gobierno de Perú como un ‘régimen híbrido’ en lugar de democrático”, sostiene el informe de The Economist Intelligence Unit (EIU).
The Economist hizo un recuento de la situación del ex-presidente Pedro Castillo, que “anunció inesperadamente que tenía la intención de cerrar el Congreso, convocar elecciones legislativas anticipadas, gobernar por decreto, reestructurar el poder judicial e imponer un toque de queda”.
En el Perú, es necesario fortalecer la democracia, crear la prosperidad y desarrollar el potencial humano.