En este reportaje, la televisión francesa France24 mutila el video original para que televidentes no vean el momento en que los atacantes ultiman al policía herido.
El 7 de enero de 2015, un comando irrumpe en la sede parisina de Charlie Hebbo y asesina 12 personas. Otras 4 víctimas han sido reportadas en estado grave.
En los videos se oye a los atacantes gritar «¡Allah Akbar!» y afirmar después que han «vengado a Mahoma». Una testigo, la dibujante Coco, afirmó que los individuos decían ser de al-Qaeda. Eso ha bastado para que numerosos franceses denuncien el hecho como un atentado islamista.
Pero esa hipótesis es ilógica.
La misión del comando no coincide con la ideología yihadista
En efecto, los miembros o simpatizantes de grupos como la Hermandad Musulmana, al-Qaeda o el Emirato Islámico [1] no se habrían limitado a matar dibujantes ateos. Habrían comenzado por destruir los archivos de la publicación en presencia de las víctimas, como lo han hecho en la totalidad de las acciones que perpetran en el Magreb y el Levante. Para los yihadistas, lo primero es destruir los objetos que –según ellos– ofenden a Dios, antes de castigar a los «enemigos de Dios».
Y tampoco se habrían replegado de inmediato, huyendo de la policía, sin completar su misión. Por el contrario, la habrían realizado hasta el final aunque eso les costase la vida.
Por otro lado, los videos y varios testimonios muestran que los atacantes son profesionales. Están acostumbrados al manejo de armas y sólo disparan cuando es realmente necesario. Su indumentaria tampoco es la de los yihadistas sino más bien la que caracteriza a los comandos militares.
Su manera de ejecutar en el suelo un policía herido, que no representaba un peligro para ellos, demuestra que su misión no era «vengar a Mahoma» del humor no muy fino deCharlie Hebdo.
Objetivo de la operación: favorecer el inicio de una guerra civil
Los atacantes hablan bien el idioma francés y es muy probable que sean franceses, lo cual no justifica la conclusión de que todo sea un incidente franco-francés. Por el contrario, el hecho de que se trata de profesionales nos obliga a separar estos ejecutores de quienes dieron la orden de realizar la operación. Y nada demuestra que estos últimos sean franceses.
Es un reflejo normal, pero intelectualmente erróneo, creer que conocemos a nuestros agresores en el momento en que acabamos de sufrir la agresión. Eso es lo más lógico, tratándose de la criminalidad común y corriente. Pero no es así cuando se trata de política internacional.
Quienes dieron las órdenes que llevaron a la ejecución de este atentado sabían que estaban provocando una ruptura entre los franceses de religión musulmana y los franceses no musulmanes. El semanario satírico francés Charlie Hebdose había especializado en las provocaciones antimusulmanas, de las que la mayoría de los musulmanes de Francia han sido víctimas directa o indirectamente. Si bien los musulmanes de Francia no dejarán seguramente de condenar este atentado, les será difícil sentir por las víctimas tanto dolor como los lectores de la publicación. Y no faltarán quienes interpreten eso como una forma de complicidad con los asesinos.
Es por eso que, en vez de considerar este atentado extremadamente sanguinario como una venganza islamista contra el semanario que publicó en Francia las caricaturas sobre Mahoma y dedicó reiteradamente su primera plana a caricaturas antimusulmanas, sería más lógico pensar que se trata del primer episodio de un proceso tendiente a crear una situación de guerra civil.
La estrategia del «choque de civilizaciones» fue concebida en Tel Aviv y Washington
La ideología y la estrategia de la Hermandad Musulmana, al-Qaeda y el Emirato Islámico no predica provocar una guerra civil en «Occidente» sino, por el contrario, desatar la guerra civil en el «Oriente» y separar ambos mundos herméticamente. Ni Said Qotb, ni ninguno de sus sucesores llamaron nunca a provocar enfrentamientos entre musulmanes y no musulmanes en el terreno de estos últimos.
Por el contrario, quien formuló la estrategia del «choque de civilizaciones» fue Bernard Lewis y lo hizo por encargo del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Esa estrategia fue divulgada posteriormente por Samuel Huntington, presentándola no como una estrategia de conquista sino como una situación que podía llegar a producirse [2]. El objetivo era convencer a los pueblos de los países miembros de la OTAN de que era inevitable un enfrentamiento, justificando así el carácter preventivo de lo que sería la «guerra contra el terrorismo».
No es en El Cairo, en Riad ni en Kabul donde se predica el «choque de civilizaciones» sino en Washington y en Tel Aviv.
Quienes dieron la orden que llevó al atentado contra Charlie Hebdo no estaban interesados en contentar a yihadistas o talibanes sino a los neoconservadores o los halcones liberales.
No debemos olvidar los precedentes históricos
Tenemos que recordar que durante las últimas décadas hemos visto a los servicios especiales de Estados Unidos y de la OTAN
utilizar en Francia la población civil como conejillos de Indias para experimentar los efectos devastadores de ciertas drogas [3];
respaldar a la OAS para asesinar al presidente francés Charles De Gaulle [4];
proceder a la realización de atentados “bajo bandera falsa” contra la población civil en varios países miembros de la OTAN [5].
Tenemos que recordar que, desde el desmembramiento de Yugoslavia, el estado mayor estadounidense ha experimentado y puesto en práctica en numerosos países su estrategia conocida como «pelea de perros», que consiste en matar miembros de la comunidad mayoritaria y matar después miembros de las minorías para lograr que ambas partes se acusen entre sí y que cada una de ellas crea que la otra está tratando de exterminarla. Fue así como Washington provocó la guerra civil en Yugoslavia y, últimamente, en Ucrania [6].
Los franceses harían bien en recordar igualmente que no fueron ellos quienes tomaron la iniciativa de la lucha contra los yihadistas que regresaban de Siria e Irak. Por cierto, ninguno de esos individuos ha cometido hasta ahora ningún atentado en Francia ya que el caso de Mehdi Nemmouche no puede catalogarse como un hecho perpetrado por un terrorista solitario sino por un agente encargado de ejecutar en Bruselas a 2 agentes del Mosad [7] [8]. Fue Washington quien convocó, el 6 de febrero de 2014, a los ministros del Interior de Alemania, Estados Unidos, Francia (el señor Valls envió un representante), Italia, Polonia y Reino Unido para que inscribieran el regreso de los yihadistas europeos como una cuestión de seguridad nacional [9]. Fue sólo después de aquella reunión que la prensa francesa abordó ese tema dado el hecho que las autoridades habían comenzado a actuar.
Expresándose por primera vez en francés para dirigir un mensaje a los franceses, John Kerry denuncia un ataque contra la libertad –cuando su país no vacila, desde 1995, en bombardear y destruir las estaciones de televisión que le molestan, tanto en Yugoslavia como en Afganistán, en Irak y en Libia– y celebra la lucha contra el oscurantismo.
No sabemos quién ordenó este ataque profesional contraCharlie Hebdo pero sí sabemos que no debemos precipitarnos. Tendríamos que tener en cuenta todas las hipótesis y admitir que, en este momento, su objetivo más probable es dividirnos y que lo más probable es que quienes dieron la orden estén en Washington.
Fuente: http://www.voltairenet.org/
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[1] También conocido bajo su acrónimo árabe como Daesh y designado –por razones de propaganda– como ISIS por la administración estadounidense, el autoproclamado Emirato Islámico es el grupo que se identificaba anteriormente como Emirato Islámico en Irak y el Levante (EIIL).
[8] Algunos citarán, en contraposición, los casos de Khaled Kelkal (1995) y de Mohammed Mehra (2012) como casos de «lobos solitarios» vinculados a yihadistas, pero que no tienen nada que ver con Siria ni con Irak. Desgraciadamente, estos 2 individuos fueron eliminados por las fuerzas del orden, lo cual hace imposible la verificación de las teorías oficiales.