Escribe: Luis Felipe Alpaca
Casi siempre en las inmediaciones de
las campañas electorales se develan y difunden entuertos, denuncias, secretos y
desventuras de los candidatos que gozan de cierta aceptación de parte del electorado
y esta vez le tocó pasar por el callejón oscuro al líder del Partido Morado
Julio Guzmán.
Nada es casual en política y ahora el
Partido Morado se tendrá que someter a una prueba de fuego en lo que se
denomina escarnio público en un contexto de farándula política y que a diferencia
de la farándula-Medina, (o mejor dicho farándula-bruta) en donde sí se aplauden
los affaires y las infidelidades; en política se condenan y se envía a
la hoguera a aquellos que se vieron descubiertos.
El problema que afrontan hoy los
morados se debe, primero: a la lamentable situación del renunciante Daniel Mora
que agredió miserablemente a su esposa y segundo: por la huida que protagonizó
el candidato Presidencial Julio Guzmán luego de originarse un amago de incendio
cuando este se encontraba en una reunión privada en un departamento miraflorino
con su dirigente cusqueña Liliana Acurio Medina.
Julio Guzmán es un candidato que
salió de las canteras del humalismo aunque él siempre evitó afirmar eso, porque
ostentó el cargo de viceministro de MYPE y Secretario General de la Presidencia
del Consejo de Ministros. Algo parecida es la procedencia de Verónika Mendoza
que luego de zafarse de aquella organización “delict… política” padece al
igual que Guzmán del síndrome Quiero-ser-presidente
a como dé lugar.
En suma, aquellos dos exponentes de
política posmoderna vienen trabajando duro en sus campañas en el interior del
pais con el único afán según ellos de querer solucionar los problemas del pais.
¿Será cierto eso? La respuesta la decidirán los millones de electores
despistados que sin saber a quién elegir, decidirán su voto como siempre
durante la fila el mismo dia de las elecciones.
No obstante, los medios televisivos
que felices reciben sus millones por concepto de publicidad de parte del Estado
también juegan un rol como comunicadores que necesitan direccionar la noticia
para que luego esta sea rebotada en un circo romano convertido en redes
sociales; me refiero a la sincronización sinérgica de plataformas dominicales
como Panorama y Cuarto Poder que propalaron una noticia que aconteció hace 20
meses con el único afán de traerse abajo al arlequinesco presidencial Moradito.
Cuando observamos a la fiscalizadora
y hoy edulcorada Rosana Cueva presentar el video de la huida de Guzmán por la
calle Ocharán, notamos la intención de mostrar a un candidato que huye de la
escena del crimen. Pero al ver la
entrevista de Augustito Thorndike convertido en todo un pitbull que busca destrozar a un Guzmán que no pierde la expresión
corporal, notamos la consigna que viene de arriba. No hay que olvidar que
cuando en las mesas de sus conducciones se sentaron personajes como Alan García,
Jorge del Castillo, Mauricio Mulder, PPK y Mercedes Araoz, aquellos dizques incisivos
periodistas, incluidos la siempre indignada Sol Carreño prácticamente se
tomaron una dosis de magnesio para iniciar así un té de complacientes tías
regias frente a los televidentes.
Asimismo, en las redes sociales se ve
todo tipo de comentarios que lapidan a Guzmán y otros que lo ponen en la
categoría de víctima.
Lo cierto es que Guzmán tuvo una
reunión privada hace 20 meses con una joven abogada militante de su partido y
que por culpa de una explosión domestica dentro del mismo departamento, el
encuentro se tuvo que ver interrumpido. En ese sentido, lo lamentable es saber
que ante un siniestro donde se pudo poner en peligro la vida de su acompañante,
él sin dudarlo salió raudo y eso no fue nada solidario de su parte; está claro que
intentó mantener en secreto su estancia en aquel departamento miraflorino. No obstante,
en eso consiste tener valores, en el hecho de ser valientes a pesar de saber
que luego se podrá perder algo (me refiero a tener problemas con su cónyuge),
porque ante todo siempre prevalecerá la defensa de la vida humana y lo que hizo
Julio Guzmán fue un acto de infraternidad, más allá de cobardía.
Ahora bien, que haya sido una reunión
romántica entre dos amantes y que haya infidelidad, en eso Guzmán tiene toda la
razón cuando le responde a un achorado
Thorndike: “Este es un caso estrictamente
personal y la que necesita las explicaciones es mi esposa y además ella las
tuvo ese mismo día”. En ese sentido, Thorndike solo sigue el patrón de
nuestra sociedad pacata que desde épocas de la tapada limeña se escandaliza de
todo a pesar de participar de bacanales a puerta cerrada.
Que tire la primera piedra quien esté
libre de un affaire. ¿Acaso no hubo
hechos controvertidos como los de Alan García que engendró un hijo durante su
relacion conyugal y que gracias a un reportaje periodístico tuvo que
presentarlo cuando era mandatario? Y qué decir de la hija no reconocida de
Alejandro Toledo.
Julio Guzmán es absolutamente responsable
de sus actos y tendrá que afrontar con dureza los réditos políticos que esta
noticia le acarreará durante las próximas elecciones y en las generales de 2021,
aunque los peruanos siempre olvidan y al parecer terminarán tropezando con la
misma piedra.