El Poder Judicial acaba de anular el indulto al ex presidente Alberto Fujimori por encontrar serias irregularidades en la dación del mismo y es que no era necesario ser un conspicuo perito, letrado, o médico para darse cuenta de los vicios en cometidos en el fondo y en la forma legal, para darse cuenta que Alberto Fujimori no se encuentra en absoluto en un estado vegetativo ni de enfermedad terminal, ni mucho menos como quisieron hacer creer a la opinión pública.
El Poder Judicial a veces tiene chispazos de lucidez, a veces los casos emblemáticos caen en buenas manos y la anulación del indulto no es más que el accionar de un hecho justo, es lo que corresponde, la entidad competente ha procedido de acuerdo a sus facultades y sus funciones.
Que no te sorprenda el regreso a prisión del ex presidente, es algo que necesariamente se tenía que dar, pero así mismo esto va a ser un punto de quiebre para el fujimorismo, marcar un antes y un después para bien o para mal, tendrán que hilar muy fino para determinar el siguiente paso a dar ya que con esta resolución solo pueden haber dos opciones: o bien marca el principio del fin de toda la cúpula partidaria, entre ella, de su lideresa, y empiezan a ser sometidos a la justicia debido a que ya no tienen el poder de negociación de antes, o el fujimorismo buscará la mejor manera de aprovechar políticamente la situación.
Por eso que no te sorprenda Keiko, o mejor dicho que Keiko no te sorprenda pues, se victimizará ante la opinión pública pretendiendo empatizar con la población y levantar en algo su nula aprobación. De paso querrá ganar el protagonismo de la lucha por la liberación del padre que le había quitado Kenji. Es mejor un fujimorismo con un Fujimori preso, eso les da agenda, les da discurso, que un fujimorismo con un Fujimori libre, pues, se dieron cuenta que perdieron sentido de existencia, se quedaron sin norte y quedaron al descubierto los actos de corrupción que vienen cometiendo en lo que va del gobierno. Keiko nunca quiso que su padre salga de prisión, ni quiere ni querrá que eso vuelva a pasar, pero tratará de aprovechar al máximo el discurso de la “nueva liberación” y así capitalizar algo de aceptación popular. Que no te sorprenda Keiko.