Por Edwin A. Vegas Gallo
Con los resultados de la prueba PISA-2022 (PROGRAMA PARA LA EVALUACIÓN INTERNACIONAL DE ESTUDIANTES DE SECUNDARIA), que la OFICINA DE COOPERACIÓN PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO (OCDE), encarga sólo considerando tres indicadores de aprendizaje: matemática, ciencia y comprensión de lectura; el Perú está en la media baja dentro de los 81 países evaluados.
Si bien es cierto, estos tres indicadores no lo son todo en una educación integral, estos resultados de conocimiento limitado de nuestros adolescentes, también reflejan la forma y preparación de la enseñanza de los profesores, más aún en el marco de la virtualidad por la pandemia, en que tanto docentes como estudiantes, estuvieron operando.
Referente a la enseñanza de la matemática y de la ciencia, el problema radica en que estas disciplinas requieren ser presenciales y de relación cercana con el maestro de aula, lo que no se pudo ofrecer lamentablemente por el mal manejo gubernamental de la pandemia, que hizo que la brecha educativa urbano-rural, se acentúe.
Que este resultado PISA-PERÚ 2022, sea el punto de inflexión, para que la educación peruana en todos sus niveles, deba transformarse para que cumpla con la promesa de contribuir a evolucionar de una sociedad en riesgo a una sociedad sostenible pacífica con futuro justo compartido e interdependiente con las generaciones futuras.
Para ello se requiere un acuerdo social implícito sobre la educación peruana, entre todos los miembros de la sociedad para la cooperación a favor de un beneficio común.
Este acuerdo social peruano, la UNESCO nos lo recuerda, debe basarse en los principios generales que sustentan los derechos humanos: inclusión y equidad, cooperación y solidaridad, así como responsabilidad colectiva e interconexión, rigiéndose por: garantizar el derecho a una educación de calidad a lo largo de toda la vida y a reforzar la educación como proyecto público y bien común.
En síntesis, la prueba PISA no es el todo, si no hay propuestas para la renovación de la educación, por parte del Consejo Nacional de Educación-Ministerio de Educación; así como promover y forjar un acuerdo social para la educación, como paso fundamental para reimaginar juntos nuestro futuro como país.
