Por Edwin A. Vegas Gallo
El proyecto «El algarrobo, no tiene nada que ver con el árbol símbolo del ecosistema forestal piurano, sino que se refiere al Proyecto minero El Algarrobo, que la Agencia de Promoción de la Inversión Privada, PROINVERSIÓN, ha adjudicado al grupo minero Buenaventura, único postor, por un monto total de 2,753 millones de dólares para producir de 5 mil a 15 mil toneladas diarias de polimetálicos, entre otros, cobre, plata y zinc. Por cierto, este proyecto está ubicado en el valle hermoso y fértil de Tambogrande.
Este anuncio como era de esperar ha provocado la airada reacción negativa de los agricultores del Valle, en la eterna disyuntiva de agricultura o minería, quienes se organizan para contrarrestar este proyecto minero en torno al gobierno local y municipalidades delegadas.
Tiempo atrás solicité a PROINVERSIÓN, que desde las bases de la adjudicación se considerara los parámetros que asegure la sostenibilidad ambiental minera. Lamentablemente como sucede siempre en los procesos que maneja aquella, ese requerimiento fue desechado y ahora se ahonda la disputa entre agricultores y mineros. No hay que olvidar la minería ilegal que se viene dando desde tiempo atrás en la zona de Las Lomas, Suyo y Anchalay.
Es verdad que hay buenos ejemplos de convivencia socio económica de agricultura y minería sobre todo en Canadá, más todos sabemos, la diferencia de aquél con nuestro país, en el que predomina la corrupción (el tema de la escasez del agua mayormente es por ello) y la desinstitucionalización del Estado, que no tiene respuesta rápida al control de la contaminación casos La Oroya, Cajamarca, Ventanilla- Callao, Lobitos, Cabo Blanco y la misma Las Lomas y Suyo, ni que decir el desmadre que ocurre con las poblaciones ribereñas amazónicas.
Así, es muy difícil construir sostenibilidad minera en Perú.
En el vecino Chile, hay buenos ejemplos de convivencia agrícola-minera, a partir de la decisión de CODELCO (empresa estatal del cobre) de la colaboración con la universidad, en esfuerzo conjunto por desarrollar una minería más sostenible con economía circular, invirtiendo aquella cerca de 2 millones de dólares para capacitación de recursos humanos y la descarbonización de los procesos mineros, de cara a impulsar la sostenibilidad minera.
Asimismo, para recordar a PROINVERSIÓN y a Minera Buenaventura, que la aprobación del proyecto, no solo pasa por programas sociales para el presente, sino pasa por asegurar la supervivencia de las generaciones futuras. Tal como lo aseguraron los antiguos peruanos agricultores y mineros desde hace 10 siglos atrás para asegurar la economía actual.
Ello requiere consenso, sin pasiones encontradas, requiere indicadores de desarrollo, alejados de los vaivenes políticos de tiros y troyanos.