Sugestiva introducción (entre otras citas): ‘otra mierdosa película sin presupuesto’. Así, y el resto del tiempo, el protagonista y sus camaradas evocan la figura no del narciso coqueto con su abismo, o del trastornado en su loopeado callejón sin salida, o del maldito desfasado que en el fondo de su maldad de refrito quiere que lo quieran, o del esforzado héroe victimizado por las circunstancias; no, nada de eso; el protagonista y sus amigos evocan la figura -y he aquí lo divertido- casi triunfal de: el friki, el nerd, el outsider, el looser, el que nunca lo logrará. Oye, ¿y qué hay que lograr?
Pero si lo hace, ya más precisamente el director de la película, lo hace de una manera consciente, eso sí, sin subrayado pero con delicada insistencia, amable y hasta humorística, y bastante natural. Sí, el que nunca lo logrará -según los valores esclavistas del capitalismo neoliberal que tal vez nos acabe destruyendo a todos- pero mira tú, el que nunca lo logrará es el que ya ha logrado tal vez lo máximo que se puede lograr en esta Tierra.
Espacios de libertad. Un puñado de amigos. En cierto modo… para qué más. ¿No crees? Podrás preguntar: ¿eso basta, es suficiente?
Deleita esa vocación por la vagancia, esa forma de intentar ser felices sin más; por eso, secuencias con los skaters figuran entre lo mejor de la película: con sencillez y encanto resumen el sentimiento esencial. Es verdad que estos carriles por los se deslizan son estrechos, y pintados de rojo, y en medio del tráfago de la ciudad… pero la película trata, precisamente, de esos espacios de libertad, que si bien pueden ser estrechos, aún existen. La película los expande y definitvamente los defiende, los promueve, los exalta y los celebra. Ese es su mayor mérito y triunfo. Y eso no es poco.
Satisface grandemente la espontaneidad ‘excéntrica’ y el desparpajo de este grupo de jóvenes moviéndose por ahí (bueno, no exactamente ‘tan’ jóvenes), este grupo de ‘alegres inútiles’, o de ‘buenos para nada’, de ‘vagos drogos’; y su sensibilidad aparece una y otra vez, secuencia tras secuencia, por ejemplo cuando alguien se pone a hablar de su perrita o cuando el protagonista especula sobre otras dimensiones -escena convenientemente saturada con colores lisérgicos-. Por momentos se notan las fisuras de la burbuja (un personaje llora inesperada y fugazmente; y su recomposición es casi siniestra). Es la amenaza del mundo que se cierne -digámoslo así- contra los puros.
Esta película se estrenará el martes 24 de abril como parte de:
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