El día jueves 16 de marzo a las 7:30 pm en el Centro Cultural Juan Parra del Riego (Av. Pedro de Osma 135, Barranco, Lima) se inaugurará, con ingreso libre, la primera exposición individual del pintor Enech Maldonado, de título: “Motivos”.
Enech es un pintor nacido en Lima en 1987. A los diez años de edad fue becado por la Escuela Nacional de Bellas Artes. Posteriormente ha desarrollado sus estudios y su obra de manera independiente.
Ha mostrado su trabajo en muestras colectivas en el Perú, Estados Unidos y México.
En el texto del pintor Iván Fernández-Dávila, curador de la muestra, podemos leer:
“Motivos”, primera exposición individual de Enech Maldonado, nos presenta una serie de pinturas emparentadas con obras de pintores modernistas, cuyo temperamento incide en la individualidad, en lo autobiográfico de su mundo cercano, familiar, para representar a partir de lo particular la visión general de lo humano.
Maldonado, catártico, asume la existencia como una lucha y la pintura como un medio decodificador de su realidad. Así, observamos -y nos observan- los retratos directos de su madre, cuyo rostro es sostenido por las manos del artista, o el de seres cercanos ensimismados en sus males mientras intentan continuar con su vida diaria. Incluso cuando retrata al ser amado, hay una atmósfera de melancolía y pérdida, en todas sus telas.
Son pinturas de un planteamiento clásico, esto es, la figura al frente y un fondo de tonos matizados para no distraer la atención del personaje frontal. Los ojos profundos de sus motivos, con un brillo herido que expresa cierta dignidad, no le bastan y entonces recurren a las manos, a los dedos, como si la necesidad de expresión fuera todavía más desesperada de lo que se percibe a primera vista. Su pintura funciona porque logra transmitir la compasión que él experimenta por los que retrata. Y todo lo que el artista retrata es un autorretrato.
Es el pintor de aquellos en situaciones límite, de los desposeídos y olvidados. Por ello, desfilan sobre sus telas los ancianos, los mendigos, los autistas, los enfermos, los quechuas. Y Cristo. Una tela grande con el rostro de Cristo ensangrentado que funciona como transfiguración del artista como redentor, asumiendo en un autorretrato explícito el sacrificio personal por su oficio y su entorno”.