La llamada «sociedad de la información» y su exigencia de que todos se sumen a la «realidad virtual» van de la mano con las presiones de una sociedad de consumo, ahora cada vez más monetizada mediante el dinero electrónico y el marketing en redes sociales. La persuasión para comprar los nuevos aparatos tecnológicos es fuerte. Parece que el mensaje es: «Compra y sé feliz». Y el que no tiene para comprar, es marginado.
Hay una manipulación sociocultural y social muy fuerte para comprar. Uno de los mercados en expansión es el de las nuevas tecnologías de la información y comunicación. Y la telefonía celular es equivalente a conexión con el mundo. Estar al día en comunicación es imprescindible para poder tomar decisiones. Pero, también, los aparatos se renuevan a un ritmo vertiginoso, lo que acelera la obsolescencia de las «novedades». Lo que hoy es nuevo, mañana ya será un artefacto inservible, una pieza de museo.
Parece que quieren inocular la idea de que tener un teléfono de última generación es sintonizar con el mundo actual y especialmente poder acceder a las redes sociales más populares de Internet: Facebook, Instagram, TikTok, YouTube, WhatsApp, entre muchas otras. Son masivas las descargas de música, videos y otras aplicaciones como por ejemplo para buscar taxi con seguridad, entre otras «apps».
Y ahora —a raíz de la pandemia— están en auge las teleconferencias y hasta las reuniones sociales digitales y ceremonias a través de la pantalla. El ser humano, en una nueva encrucijada, con el riesgo de una idiotización manejada desde «ranking de popularidad». Es una paradoja: muchos se desviven por un «like» o un «me gusta» en Facebook, poniendo además su historial y privacidad en manos de esas poderosas empresas que manejan las redes sociales.
Con un teléfono en las manos tenemos acceso a viajar por el mundo, navegando por el universo casi infinito de la Internet. La sociedad humana cada día es más digital y este fenómeno está afectando los planos económico, social y cultural, la medicina, la arquitectura, la industria, la ciencia y el arte. Estamos en la autopista de la información, viajando a toda velocidad en el ciberespacio. ¿Sabemos hacia dónde?
(*) Escritor, poeta, editor y sociólogo. Presidente del Instituto Peruano de la Juventud (IPJ) y director de Editorial Río Negro.