Palabras fuera de lugar que podrían llevar a un distanciamiento entre países hermanos. El Ministerio de Relaciones Exteriores entregó una nota al embajador de Bolivia, donde transmite una enérgica protesta por las declaraciones del presidente de ese país, Luis Arce.
«Hoy, el Ministerio de Relaciones Exteriores entregó una nota al Embajador de Bolivia mediante la cual transmite una enérgica protesta por las declaraciones del Presidente Luis Arce sobre temas de política interna», refiere la Cancillería a través de una publicación de su cuenta oficial de Twitter.
Asimismo, precisa que Relaciones Exteriores «viene evaluando acciones ante nuevos actos de injerencia».
¿Pero qué fue exactamente lo que dijo el mandatario boliviano? El pronunciamiento de Torre Tagle responde a las declaraciones del mandatario boliviano durante un acto realizado el último domingo. Entonces, Arce habló de la derecha como enemigo común de países de la región y dijo que en Perú se estaba luchando por recuperar la democracia.
«Tenemos al pueblo peruano en una lucha por recuperar su democracia y también por recuperar el derecho a elegir un Gobierno que los represente», dijo el presidente de Bolivia.
También se refirió a lo ocurrido en Brasil hace unas semanas, «un atentado de golpe de Estado al compañero Lula desde la recalcitrante derecha del bolsonarismo».
«Nosotros tenemos un enemigo ahí al frente, tenemos un enemigo que es la derecha, que siempre va a querer desestabilizar, que no le gusta que el pueblo boliviano organizado en el instrumento político del Movimiento al Socialismo (MAS-IPSP) esté haciendo Gobierno”, añadió.
Al respecto, desde la Cancillería de Bolivia indicaron que son respetuosos del derecho internacional y del principio de no intervención, por lo que dijeron que no aceptaban la «insinuación» sobre la presunta injerencia suya, que realizaron desde Torre Tagle.
Como antecedente más cercano, el 9 de diciembre, dos días después del fallido autogolpe de estado del ex presidente Pedro Castillo, la Cancillería peruana convocó al embajador mexicano en Lima, Pablo Monroy, para transmitirle su rechazo por las «expresiones de las autoridades mexicanas» que, a juicio del Ejecutivo, «constituyen una injerencia en los asuntos internos» del país andino.
«Las expresiones de las autoridades mexicanas constituyen una injerencia en los asuntos internos del Perú y no resultan consistentes con los acontecimientos que se han sucedido en días recientes», indicó un comunicado de la Cancillería en el que no las especificaban.
El 20 de diciembre, el Gobierno de Perú declaró persona non grata al embajador mexicano y le dio 72 horas para abandonar el país en respuesta a estas injerencias.
Monroy abandonó Perú junto con la esposa de Castillo, Lilia Paredes y sus dos hijos, después de que estos pidieran asilo en México.