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Preguntas y respuestas sobre “Gracias por la donación” (2019) de Mario Castro Cobos.

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Por Patricia Barturén

“Gracias por la donación” podrá verse el viernes 13 de diciembre a las 3 de la tarde en el auditorio Alfredo Torero de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de San Marcos. Al término de la película habrá un panel con comentaristas y la presencia del director.

-¿Por qué te interesa retratar hechos que suceden en la ciudad? ¿Cuál es tu objetivo?

Hay algo así como una anatomía psicológica de la ciudad. La ciudad es un libro que puedes leer, una película que no cesa frente a tus ojos. La cámara puede sacar radiografías de lo que se te ha vuelto invisible por haberlo visto las suficientes veces como para ser ocultado a tu propia conciencia, a tu capacidad de pensamiento crítico. Como en ciertas películas de terror o de sci-fi, la ciudad podría estar habitada por sonámbulos, espectros, zombis y robots replicantes. La cámara graba ‘apariencias’ pero puede atravesarlas. Grabar la ciudad es por tanto un acto moral, una vuelta a la conciencia. Ahí puede producirse la formación de un pensamiento, de un pensamiento-imagen o de una imagen-pensamiento (mientras camino, mientras voy ‘a ninguna parte’, mientras vivo).

-¿Has pensado ir a zonas más rústicas de nuestra sierra o selva?

Puede ser, pero solo para hacer lo mismo que ya vengo haciendo (y que es, debo decirlo, muy diferente a lo que se suele hacer); re-aprender una y otra vez a ver, VER de nuevo, ¿cómo se ve algo por primera vez? ¿cómo se ve lo que nunca se ha visto antes? porque no vemos, porque casi solo vemos estereotipos, lugares comunes, clichés, mentiras, lecciones aprendidas, deseos y miedos, vemos lo que nos ordenan ver, estamos horriblemente condicionados, y eso incluye las películas que vemos. Debemos desalienarnos, debemos volver a ver lo que es: con nuestros propios ojos, con nuestro propio ser. Debemos seguir o redescubrir o reinventar a cada paso nuestro propio camino.  

-¿Qué lugares desearías grabar?

Uno de los nombres que finalmente no elegí para mi primer largo “Cuaderno de notas” (2018) era El espíritu de los lugares. No se trata de grabar meramente ‘lugares’. No trabajo para Marca Perú o Promperú ni vendo paquetes turísticos. No quiero vender a compañías extranjeras ni a festivales exotismo o miseria peruanas. Lo valioso de la cámara es que lo ‘invisible’ puede hacerse literalmente visible. Como dice Deleuze, puedes convertirte en cierto modo en ‘vidente’. El cine es capaz de hacer eso. La ‘realidad’ o situación más plana e insignificante puede estar llena de energía, misterio, riqueza inaudita de significados. Eso en vez de practicar la obediencia rastrera a Hollywood y los mercados, los mass media -los psicosociales a escala planetaria. Por favor: no lo pierdan todo para sumarse a la infamia de imágenes estúpidas y mentirosas. Es perfectamente posible hacer algo digno con la propia vida.  

-¿Qué personajes desearías grabar, y cómo sería esa grabación (un día en la vida del personaje, entrevistándolo, en un documental, etc.)?

Depende de a qué llames personaje. El principal personaje puedes ser tú, mirando la película, convirtiéndote en todos los personajes, en todo lo que se ve y no se ve en la película. El concepto usual de personaje puede llegar a ser algo muy aburrido e irreal para mí.

-¿Qué significa la vida para ti a partir de tus películas?

Desde pequeño recuerdo que sentía que captaba más de lo que podía decir. ¡Y no era bueno hacer como si nada de eso no existiera! Siento, ahora, con mis películas, que he captado y conservado algo que no hubiera podido captar de ninguna otra forma, o que luego de haberlo captado no de esta forma precisa, lo hubiera perdido, lo hubiera olvidado. Y eso que se perdía u olvidaba era una muerte de algo mío, un crimen. Me gusta y me parece cierta la idea de que las imágenes piensan antes que el pensamiento. El cine no sería así más que nuestras imágenes interiores, el cine entonces siempre ha existido, somos nosotros mismos. Quise hablar de mi mundo interior (o desde mi mundo interior) ¿y de qué más puedes hablar? eligiendo ‘imágenes exteriores’. Hasta lo más lejano podía, milagrosa y naturalmente convertirse en lo más cercano. Lo otro se convertía en yo y yo me convertía en lo otro.  

-¿Se podría decir que la vida en todas sus facetas, siluetas, perfiles, opuestos, bueno, malo, rústico, elegante, religioso, ateo, es la verdadera vida para ti, una vida en su totalidad?

Está claro que en lo que hago hay unión-choque de contrarios y que hay un gusto y una necesidad por electrocutar provechosamente al espectador con este juego. Tal vez, mis películas son más cubistas de lo que creo. La secuencia-sucesión de planos puede ser algo bastante inesperado e imprevisto que desorienta en tanto que relativiza la linealidad pero busca el misterio en el corazón mismo de lo que suponemos estúpidamente lo menos misterioso: lo cotidiano. El intento renovado de captación de una realidad sutil y fugitiva en medio del caos o de la manifestación de la secreta unidad en la máxima pluralidad no sé si sea un ‘método’ pero compruebo en mí y también en otros que el choque que se produce entre planos ‘que nada tienen que ver’ obliga a repensar estructuras mentales impuestas (tanto la ‘propia’ mentalidad del espectador como de la película propiamente dicha, que son por supuesto equivalentes).        

-Se nota una oposición a los dogmas, al poder, a lo establecido en tus películas, ¿cómo nace en ti ese sentir?

Yo simplemente hago películas para liberarme y lo que soy y lo que siento de la vida, mi propio punto de vista, queda grabado ahí.     

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