I.
El trasfondo de la vacancia en contra de PPK es un tema absolutamente político y es válido que sea así. Cabe recordar que «la mujer del César no solo debe ser honesta sino que, además, debe parecerlo». ¿PPK parece honesto? No. ¿Lo es? Peor aún, según todos los reportes expuestos desde antes de 1968.
Está demás establecer, en su conducta, la comisión de delitos o vincularlo con el tema de la inmunidad presidencial.
Precisamente, lo vacarán para que pueda ser intervenido ipso facto por el Ministerio Público y el Poder Judicial. Ahora, que Keiko Fujimori debe ser intervenida del mismo modo y, también, Alan García es algo que no puede estar en discusión. Toda esta gente debe estar en prisión, por lo menos, de modo preventivo, desde hace demasiado tiempo.
Además, existe otro camino de interpretación: ¿todo aquello que no es ilegal no tiene por qué ser positivo o legítimo? En este sentido, la conducta de PPK no fue ilegal dentro de un marco jurídico penal, según la información expuesta hasta el momento y pese a que los tipos penales de colusión y negociación incompatible se ven muy próximos a lo sucedido, pero sí hubo un conflicto de intereses ya que él era el funcionario de más alto nivel tras el presidente de ese momento -Toledo- en tanto se realizaban las transacciones en cuestión a Westfield Capital. Aquel que pretenda negarlo debería reconsiderar su permanencia en este mundo.
Los periodistas “escogidos para la ocasión” -Cueva, Leyva, Vértiz, Carreño, Tenorio- han sorprendido a todo el mundo dado que se pensó que esta entrevista iba a ser muy complaciente y, en realidad, fue una masacre para el pobre anciano que es el presidente de este país. Indudablemente, ellos llegaron con una postura abiertamente anti PPK dado que los sujetos que orientan las líneas editoriales de sus medios, al parecer, cambiaron la pauta a último momento y esto se dio porque con el potencial cuarto presidente vacado por incapacidad moral de la historia del Perú ya no pueden ganar nada.
De hecho, esta entrevista fue una demostración cruda y cruel de ese dicho popular que dice «al caído todos se le voltean».
Ahora, si PPK es un accionista no decisor de Westfield Capital y Sepúlveda es solo un «gerente» cualquiera es, por lo menos, sospechoso que se hayan realizado transacciones en tanto el actual presidente era ministro de un régimen con el que se estaban realizando obras tan controvertidas como la Carretera Interoceánica.
Si PPK hubiera sido accionista no decisor en un momento en el que fungía de simple ciudadano no habría ningún problema. El conflicto -obvio- se da por la posición de funcionario público de la más alta importancia que él tenía en aquellas épocas y por estar vinculado directamente con la obra de la referencia. No querer ver estas evidencias es tener vocación de alcahuete y de ciego.
II.
La entrevista a PPK pasará a la historia como una exhibición impía de abuso en contra de un anciano incapaz y al parecer fue «gestionada» por sus enemigos dado que ningún asesor político al que, por lo menos, le simpatice el mandatario «saliente» podría haberlo dejado tan expuesto y tan vulnerable. A tal extremo llegó el escarnio dado por estos periodistas, inusitadamente, «victimarios», que la misma «víctima» se sugestionó y hasta daba la impresión de desear ser puesto en la guillotina.
Entre otras cosas confesó que Basombrío ya envió una carta -‘de renuncia’-y que intentará convencerlo de «quedarse». Además, niega su ‘amistad’ con Sepúlveda pero dice que si sabia confiaba en él ya que estaba seguro que nunca haría tratos con narcotraficantes y otra clase de gente indeseable.
Deberían haberlo vacado sin humillarlo tanto pero el tipo se lo buscó por necio y por no saber rodearse de asesores políticos con mayores recursos. Se sabe que al caído se le voltean todos pero es un terrible espectáculo constatar la lástima que da el actual presidente «provisorio» ya que ni siquiera funge de cínico sino de débil mental.
III.
Si el Ministerio Público se anima a dictar el requirimiento de prisión preventiva contra Keiko antes del jueves, podría equilibrarse este panorama infernal y se permitiría que el sucesor de PPK recibiese la investidura presidencial siendo, un tanto, menos dependiente de los antojos y ojerizas de esta «líder» «política» del inframundo.