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Posesión, de Andrzej Zulawski (1981)

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Aunque se llame así, Posesión trata más, mucho más, de ser poseído (de ya no ser uno mismo por querer ser de otro) que de poseer (querer al otro como mero alimento). Se diría que ser poseído resulta mucho más interesante.

Por quién o por qué se es poseído aquí. Hay un descontrol. Podría también decir que es el alma humana, desde dentro, vista desde fuera, es decir, transparente gracias a los nervios y los músculos y la sangre de los personajes. Actuar es explotar. ¿Cómo sería ver ‘el alma desnuda’ de alguien, sin control y sin freno? Mira Posesión si quieres saberlo.

La película, los cuerpos de los personajes, sus emociones, son como un líquido agitándose furioso y con espanto, y gran dolor, a punto de romper aquello que lo contiene, su propia ‘razón’, sus propios cuerpos, en trance de reventar o de convertirse en… ¿El ser humano como el siempre poseído por sus pasiones y por las circunstancias bajo el delgado hielo de lo razonable? Se diría que Zulawski quiere el otro lado y si algo hace esta película es tocar el otro lado.

Zulawski, en esta obra maestra, hace sentir terror y compasión, ternura y frialdad, hace sentir su lucidez atreviéndose a retratar lo más convulso y oscuro. No creo sin embargo que Zulawski haya hecho un himno a la autodestrucción. Sería muy poco, y sería muy fácil. A riesgo de equivocarme creo que quiere contar la verdad.

De hecho declaró alguna vez que consideraba esta película una metáfora de su divorcio… A la vez, o por eso, la película puede ser vista sin ningún problema como una comedia (no olvido otras comedias que muchos no consideran así, como Masacre en Texas, de Tobe Hooper, o Escenas de la vida conyugal, de Bergman, quien comenta en uno de sus libros de memorias cómo los actores y él se reían durante el rodaje; otro tanto podría decir Michael Haneke de La pianista).

Como sucede con Polanski, el humor negro, absurdo, e irónico tienen su lugar en esta obra. Por último. Deliciosa la manera en que la cámara se comporta. Esa distancia, que otorga frialdad y ‘objetividad’ solo para después sumergirnos mejor en su particular infierno; esos travellings circulares que denotan curiosidad y ganas de intimidad con los personajes a la vez que muestran que no hay salida, excepto en una espiral que no será ascendente;  planos picados y contrapicados que magnifican u oprimen; travelling laterales o adelante y hacia atrás que dan vitalidad a la película como si ella misma fuese un cuerpo en crisis y en incesante actividad… Posesión no defrauda a quienes ven películas para obtener auténticas revelaciones.

Ciclo: Pasiones desatadas – CineClub Invisible – Centro Cultural de la Universidad de Ciencias y Humanidades, Av. Bolivia 537, Breña. Ingreso libre.

Martes 6 de setiembre, 7:15

Ese oscuro objeto del deseo, de Luis Buñuel (España y Francia, 1977, 102’)

Martes 13 de setiembre, 7:15

Persona, de Ingmar Bergman (Suecia, 1966, 85’)

Martes 20 de setiembre, 7:15

Posesión, de Andrzej Zulawski (Francia y Alemania Occidental, 1981, 127’)

Martes 27 de setiembre, 7:15

Luna de hiel, de Roman Polanski (Francia, Reino Unido, EE. UU., 1992, 99’)

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