Todo estuvo parejo hasta que empezó el partido. Ver a esta versión de Perú es como ver a un sesentón intentando aparentar ser un veinteañero, se pone la mejor ropa, el mejor perfume, el mejor calzado, pero las energías y picardía ya no están.
Todos los que vieron a ese Perú del ‘Tigre’ Gareca recordarán el famoso ‘chocolate’, el pase automatizado, los pases filtrados del mejor Cueva, el coraje del Guerrero para ir a buscar las pelotas divididas, la finura del pie de Yotún, las apariciones del ‘Orejas’, en fin, era otro equipo y ahora eso precisamente ya no se ve.
Lo que ahora se muestra ante nuestros ojos es un equipo partido, limitado, porque es lo que hay. No lo digo con ‘mala leche’, es la pura verdad. Si durante el partido jugado contra Uruguay el ‘Nono’ Jorge Fossati tuvo que inventarle una nueva posición al colorado Sonne, o poner de lateral izquierdo a Callens, ahora contra el ‘Scratch’ ver a Bryan Reyna de puntero es un claro mensaje que jugadores de categoría que puedan plantarse ante Brasil, u otro equipo que haya sido campeón del mundo, no hay ni en el medio local ni en el exterior.
Si se lesiona Lapadula todo queda en los pies de Valera, y si se lesiona éste toca parar de contar. No tenemos más delanteros. Paolo Guerrero está chimpún y medio del retiro y Luis Ramos, jugador del Cusco FC, lastimosamente carece de roce internacional. El ‘Oreja’ Flores, por sus características futbolísticas, no está hecho para centro delantero; y si pensamos en un hipotético retorno de Raúl Ruidiaz, la ‘Pulga’ ya demostró en reiteradas ocasiones que no es un jugador de selección.
Si arriba no se puede hacer nada, entonces de la mitad para abajo deberíamos de tener jugadores que ante un partido caliente sobresalgan ante los demás, pero anoche el ‘Rayo’ Advíncula y el ‘León’ Zambrano fueron las grietas por donde se metían los delanteros brasileños, que por algo no cuestan los millones de dólares en sus respectivos clubes.
A diferencia de Perú, Brasil se puede dar el lujo de colocar si quisiera al equipo ‘C’, y, es más, combinarlos con alguno que otro jugador de fútbol playa y otro sacado de una favela. Igual nos ganan. Perú no tiene esa banca que tienen Dorival Júnior, DT de la ‘Verde amarela’. El profesor Fossati voltea a su banca y ve Grimaldo o al ‘Tunche’ Rivera, que solo te pueden ofrecer pequeños chispazos, alguna que otra jugada desequilibrante, pero ahí nada más; no son jugadores de 90 minutos.
Seguramente los demás medios deportivos dirán que quedan ‘ocho finales’ a disputarse, que los verdaderos hinchas no abandonan, que la presentación de Sonne fue aceptable, o la de Araujo fue excepcional por solamente haber hecho un gol. Hasta lo que va de las Eliminatorias no se ha visto la gran diferencia que puede ofrecer Sonne, alguna jugada por la banda derecha donde va dejando desparramado a los rivales, un centro certero, pero hasta se han sacado truzas con su rostro sin siquiera saber qué podía ofrecer.
Es posible que ganemos uno o dos partidos más, siempre de locales, pero basta ya de seguir vendiendo la idea de que aún tenemos chances de ir al próximo mundial.