Cultura

¿Por qué se destruyó una alegoría que homenajeaba al Cusco?: crónica de una mediocridad

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Por Pedro Hernán Portilla Salas1

El propósito de este artículo es expresar mi indignación sobre un crimen pérfido que el presidente de la Comisión Organizadora de la Universidad Nacional de Arte Diego Quispe Tito del Cusco  UNADQTC, viene tramando en contra de un distinguido y reconocido artista gráfico CÉSAR AGUILAR PEÑA “CHILLICO”, docente él, en la Universidad antes indicado; profesional que desde su vida estudiantil, sin más arma que su imaginación, talento artístico,  esfuerzo sostenido e identificación con los problemas del pueblo, caló hondo en el reconocimiento y cariño de la gente cusqueña y porque no afirmar del Perú.

Maestro en la elaboración de sus diagnósticos políticos en las caricaturas y artes gráficas que propone.  Él, no dispone un batallón de camarógrafos, periodistas y añagazas sensacionalistas para capturar y entrevistar personajes. No, él, donde va o se detiene, apenas un lápiz y su papelito, ante el barullo de los circunstantes, retrata con sus caricaturas la realidad del Perú. Así nació el MURO, en los portales del Paraninfo Universitario de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco UNSAAC, mostrando sus caricaturas.

Fue el ilustre docente universitario Dr. Víctor Raúl Aguilar Callo, Rector en aquel entonces de dicha casa de estudios, quien amparándose en la autonomía universitaria instituyó el MURO, textualmente supo él decir: “…Este muchacho, es valioso para la región-refiriéndose a César Aguilar Peña-, lo menos que pude hacer, es autorizar que el muro del pasadizo exterior, se utilice con fines educativos y culturales, exponiendo sus trabajos artísticos…”. Con este abal moral, las organizaciones, colectivos culturales y las autoridades del Cusco, instituyeron como el MURO. 

Desde este bastión, CHILLICO, sin más arma que “una imagen vales más que mil palabras” y su arsenal de caricaturas, historietas y comics, cumplió su apostolado. En un país, donde la prensa y sus medios, están al servicio del poder, hacer público y denunciar la corrupción y su secuela, nunca es tarea sencilla; sobre todo, cuando el artista, no posee recursos y solo cuenta con el respaldo de su talento y el apoyo del pueblo marginado, cargando esa cruz, va ascendiendo su calvario.

César Aguilar Peña, en la creación artística, asocia, el talento gráfico con la observación de las expresiones identitarias f de la población cusqueña y confirma que las estampas folklóricas, son la continuidad histórica de la memoria ancestral pre-hispana.

En su carrera artística, César Aguilar Peña y su mundo de estudiosos, algunos de ellos, docentes en la Universidad Nacional de Arte Diego Quispe Tito del Cusco, pergeñan una idea: ¿Si las danzas y estampas ancestrales, son parodias históricas, cuyo fin central era encumbrar personas de valía o enjuiciar a quienes cometían actos malos, porque no ensayar una “caricatura-alegórica” de hechos corruptos? Por su puesto, con las directrices de Chillico, la idea se hizo proyecto en la Universidad de Arte del Cusco 

Luego, el 18 de junio de 2023 en la plaza mayor de la milenaria ciudad, donde el pueblo y los dignatarios, contemplarán, el desfile y recibirán el emblemático: ¡HAYLLY Q’OSQ’O! [1] inició el acto central con balcones, portales y explanada, abarrotadas de lugareños y turistas en miles. Fotógrafos, camarógrafos, trasmisores y locutores, apostados en oteros precisos de la Iglesia catedral y la Compañía de Jesús. Las trasmisoras de TV y Radio emisoras, desde donde informan, lo hacen prácticamente, sin sujeción a censuras; se ve y se escucha conforme se produce la noticia. En este caso, se anuncia que la delegación de la Universidad Nacional de Arte del Cusco Diego Quispe Tito, se acercaba a la muchedumbre de la plaza mayor. El bullicio, cuanto más cercano, tanto más crece; sin duda, había razón para ello. Desde hace 20 años, cuando aún era Escuela Superior de Bellas Artes Diego Quispe Tito del Cusco, cada desfile alusivo, significaba novedades alegóricas, esta vez, no tenía que ser distinta. Mucho más cuando en esta ocasión, la Empresa Municipal de Festejos del Cusco EMUFEC, para promover la creatividad artística, entre alumnos y docentes de esta Universidad, había destinado fondos para cubrir estas iniciativas artísticas. Fondos que la Universidad, canalizó a docentes y alumnos y estos últimos, ejecutaron conforme a especificaciones técnicas y presupuestos aprobados por la Universidad.

De modo que las 28 alegorías que desfilaban en la plaza mayor de aquel día eran financiadas por la EMUFEC. Una en particular, cautivó la atención y viene precedida de una pancarta que dice: LA DESCARADA: hurras, vivas, aplausos, gritos unísonos, invitan detenerse en ella y cerciorarse de sus atractivos. Era una escultura de fornida rubia militar atractiva y sonriente, venía trajeada de rambo en paso de vencedores; rostro angelical, maquillado de lunares, coloretes, sombras y unos ojazos azules, tirando al verde. De la frente, emergían dos cornamentas diabólicas y cubría la cabeza, una siniestra mano negra, cual aureola que direccionaba el curso de los pasos de la alegoría. Además, el cuerpo superior, mostraba un vistoso saco amarillo que cubría a una blusa blanca, tensada por un abdomen voluminoso de la rubia. Como distintivo, en el dorso del cuerpo, colgada a la bandolera, una franja bicolor. El brazo derecho, en alto y saludando al pueblo; el izquierdo, en la cintura. Tenía puesta un pantalón verde militar mimetizado, ataviada de correajes de seguridad, cartucheras, pistolas y puñales por doquier; unas botas recias con las que adrede, pisaba cráneos y osamentas humanas. La parodia andante, venía accionada por una escolta de alumnos disfrazados de feroces militares, dotados de armamentos sofisticados, que para “demostrar que no era juego”, simulaban soltar ráfagas de metralletas y tanquetas contra estudiantes que protestaban y a los abatidos, policías disfrazados de enfermeros, inmediatamente los desaparecían del escenario. Entre tanto la multitud, identificó plenamente a la rubia, asoció la responsabilidad de ésta, con la crítica situación socio-económica y política del país, dio pábulo al resentimiento acumulado, expresando su rechazo mediante: arengas de repudio al gobierno cívico-militar, al contubernio en el Congreso,  cárcel para los responsables de los 70 muertes y desaparecidos en este gobierno; contra la manipulación de los poderes públicos, la desnaturalización de las conclusiones de la CIDH y rechazo a la impunidad de los crímenes.

En el palco central, narradores, mujeres y varones; en quechua y Español, informaban, sin distorsionar aquello que la alegoría mostraba desde el escenario. Los dignatarios, también presentes en el palco, aparentemente identificados con LA DESCARADA, aplaudían el trabajo artístico de César Aguilar Peña, sus colaboradores: 3 docentes y 26 estudiantes. Era evidente que la alegoría, desde el escenario itinerante, dictaba pautas de trasmisión; no había posibilidad que los censores del palco, ejerzan su función manipuladora. Desde luego los dignatarios a su modo, evaluaban las 28 alegorías, cuyos resultados se haría conocer en el momento oportuno. Pero, los secretos de dos, no son de dios; cuando ya el desfile concluía, filtraron la noticia, asegurando que la DESCARADA, no estaba entre los ganadores, ni siquiera en mención honrosa.

Al siguiente día, los medios con estupor, indignación y resignación, confirmaron el trascendido. Dos días después, el presidente de la Comisión Organizadora de la Universidad Nacional de Arte Diego Quispe Tito del Cusco UNADQTC, dio el golpe de gracia, informando que la DESCARADA, por órdenes superiores se destruía. Este, no supo dar una explicación racional, salvo evasivas; unas veces, afirmando que recibió órdenes del Ministerio de Educación, en otras, del Ministerio de Cultura. 

La pregunta sensata del pueblo era: ¿por qué destruir una obra de arte?, si la concepción y puesta en escena de LA DESCARADA, no fue obra del espíritu santo; menos se fabricó entre gallos y media noche. No, conforme señalé atrás, la Empresa Municipal de Festejos del Cusco EMUFEC, destinó fondos públicos para esta acción y la Universidad, utilizó dichos fondos y autorizó a docentes y alumnos la fabricación de esta y las otras alegorías. De modo que la apresurada destrucción de la DESCARADA, sin más sustento que las irresponsables expresiones del Mg. José Luís Fernández Salcedo, presidente de la Comisión Organizadora de la UNADQTC, configura a todas luces, la contravención de normas legales que los abogados, con autoridad deontológica, las configurarán con precisión. 

Esta fue más o menos, la síntesis de la repudiable crónica de una Institución de Educación Superior de Arte no Universitaria, que en multitudinaria presencia del pueblo, destruye el trabajo artístico de sus docentes y alumnos. Irónicamente institución que está en tránsito a incorporarse a la Educación Universitaria Superior. La siguiente reflexión, va para toda la comunidad educativa del Perú. Lamentablemente estas Instituciones de Educación Superior, prácticamente son cantera de profesionales acríticos; sometidos a las retrógradas prácticas educativas de prepotencia, autoritarismo e ignorancia, mácula de los gobiernos dictatoriales y lógico es, que el “producto educativo” sea una retahíla de esclavos satisfechos. En tanto la Educación Universitaria Superior (Universidades), cualitativamente distinta; históricamente, decantada y cernida en años de lucha   buscando calidad humana en la sociedad. Visto así, la Universidad Nacional de Arte Diego Quispe Tito del Cusco UNADQTC en transición de incorporación al sistema universitario nacional, en estos momentos aún resume esos vicios que dañan el proceso formativo de la juventud. Prueba de ello, es este caso, donde un docente universitario que da prestigio a la región y a la nación, en la creación artística, como es el profesor César Aguilar Peña, quien por  percibir una nueva forma de interpretación artística de la realidad nacional, teorizar y poner en práctica una propuesta artística popular que asocia la caricatura gráfica con la escultura, ensayada en un escenario no convencional, que cautivó las expectativas de la muchedumbre cusqueña y visitantes nacionales e internacionales, es sometido a una persecución policíaca que linda con el atropello de los derechos humanos y el libre pensamiento. Este suplicio cruel y retrógrado a un gran maestro del arte, recuerda al medioevo oscurantista y muestra el arcaísmo conceptual, académico y organizativo en la que está sumido actualmente la Universidad Nacional de Arte Diego Quispe Tito del Cusco UNADQTC.

Tras esta sucinta descripción, los lectores presumo que estarán indignados y recordarán en nuestra historia, al incendio de Kipukancha de Chinchero en la llegada de los españoles, los Autos de fe de la Santa Inquisición,  la quema y desaparición de Los comentarios reales de Inca Garcilaso de la Vega, tras la rebelión de Tupaq Amaru II; la quema de libros peligrosos en el primer gobierno de Fernando Belaunde Terry y otros hechos indignantes que dejan a las nuevas generaciones avergonzadas de nuestra historia.

Como reflexión final, no puedo, ni debo pensar, que, en el Cusco, Patrimonio Cultural de la Humanidad, cuna de hombres impolutos y valerosos que pugnaron, en las buenas como en las malas, la continuidad histórica de esta milenaria ciudad; hoy, sus pares, que continúan esta esforzada y noble tarea, miren y cierren los ojos, el atropello de un gran hombre, creador de cultura, como es César Aguilar Peña.


[1].Durante la VII sesión del comité de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO celebrada en la ciudad de Florencia, Italia, del 5 al 9 de diciembre de 2019, se resolvió declarar a la ciudad del Cusco como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

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