No es ciencia ficción. En incontables películas y series se ha visto cómo sería la Tierra si le impactara un asteroide proveniente de millones de kilómetros de distancia. Dependiendo de su diámetro, composición y potencia las consecuencias resultarían catastróficas para toda la especia humana, incluso se podría hablar de la extinción de la misma tal como ocurrió aproximadamente hace 60 millones de años con los dinosaurios.
Hace una semana los astrónomos advirtieron la presencia de un asteroide, denominado como 2024 YR4, pues sus probabilidades de impactar en el “Planeta Azul” se elevaron por encima del 1 %. Esto llamó la atención en demasía a la Organización de Naciones Unidas (ONU), teniendo que activar por primera vez en su historia el Protocolo de Seguridad Planetaria.
De acuerdo al último cálculo realizado por el Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) de la NASA, sus probabilidades de colisión con nuestro planeta se han elevado en un 2,3 %. Esta cifra representa un aumento con respecto a la estimación de la Agencia Espacial Europea (ESA) de hace apenas una semana, cuando el riesgo de impacto se calculaba en 1,3 por ciento.
fuente: el país.
El 2024 YR4 fue descubierto a finales de 2024 por astrónomos que utilizaban el telescopio ATLAS en Chile. Su tamaño se estima entre 40 y 100 metros de diámetro, lo que lo hace comparable al asteroide Tunguska, que en 1908 explotó sobre Siberia, arrasando más de 2.150 kilómetros cuadrados de bosque. Actualmente, el objeto lidera la lista de riesgos de impacto tanto de la NASA como de la ESA, y ha sido clasificado con un nivel 3 en la Escala de Turín, un sistema que mide la peligrosidad de los objetos cercanos a la Tierra en una escala del 0 al 10.
El 2024 YR4 sigue una órbita que lo llevará a su aproximación más cercana a la Tierra el 22 de diciembre de 2032. Sin embargo, los científicos advierten que estos cálculos pueden cambiar conforme se obtengan más datos. La variabilidad en la estimación del riesgo es normal en estos casos, y la probabilidad de impacto podría disminuir con nuevas observaciones.
Si el 2024 YR4 colisionara con la Tierra, los efectos dependerían de su composición y tamaño exacto, factores aún desconocidos. Si el asteroide es un aglomerado de rocas y escombros, lo más probable es que explote en la atmósfera antes de tocar el suelo, provocando una onda expansiva de gran magnitud, similar a la ocurrida en el evento de Tunguska en 1908, que arrasó bosques en un área comparable a la de una gran ciudad.
Si el asteroide resultara ser metálico, atravesaría la atmósfera sin fragmentarse y generaría un cráter de impacto de más de un kilómetro de diámetro, comparable al Meteor Crater en Arizona, que fue formado por un objeto de aproximadamente 50 metros de diámetro. Aunque el impacto de un asteroide de estas dimensiones no representaría una amenaza global, sí podría causar devastación significativa en la zona del impacto.