Por Edwin A. Vegas Gallo
Parafraseando el dicho “por las patas de los caballos”, estamos ante “las patas (aletas) de las caballas”, para entender la inescrupulosa e inexplicable falta de responsabilidad social empresarial, del grupo económico noruego Austevoll Seafood, propietario de la empresa Austral Group, que opera en la costa peruana, a quien desde 2017 la Fiscalía Ambiental (bien por la fiscal Evelyn Lamadrid Vences), quién “pescó” al barco Kiana de su flota, con sus redes boyantes del recurso marino “caballa”, con el 96 % de ejemplares (97 toneladas decomisadas) muy por debajo del mínimo legal de talla de captura de 29 centímetros establecido por ley.
Lo gravoso de esto, es que ese faenón noruego, usando a patrones de pesca peruanos, no iba al consumo humano con seguridad alimentaria, si no iba directo a su fábrica, para quemarlo y hacerlo harina para alimentación animal.
Pero la cosa no queda allí, tanto era el “faenón de la caballa”, pez por cierto, símbolo gastronómico del bajo Piura y en general de la Piura rural, atreviéndome a decir que piurano qué no ha comido un buen cebiche de caballa Sechura y lo haya asentado con un poto de chicha, no trasunta piuranidad.
Pues bien, en ese 2017, la “caballa” escaseó y tuvieron que importar “caballa china”, elaborada por la empresa china Tropical Food Manufacturing Có. Ltd y que eran destinadas al Programa Social Educativo Qali Warma. Menos mal que con la alerta sanitaria recogida por INDECOPI, por las madres usuarias, se retiraron del mercado más de dos millones de latas de conserva, infestadas con gusano anisakis, poniendo en riesgo a tres millones de escolares, a vista y paciencia del director de Sanidad Pesquera de esa época, el actual congresista de Fuerza Popular Ernesto Bustamante.
Así, con todos estos nefastos antecedentes, en la actualidad el MIDIS de Demartini y antes de Boluarte y Fredy Hinojoza, choca dos veces con la misma piedra y adquiere conservas de la marca “Don Simón”, en mal estado contaminadas con hongos, para ser distribuidas a los niños a nivel nacional.
Mientras tanto la empresa noruega, que de seguro en sus lares, no comete estas barbaridades que raya en el ecocidio, insiste que le devuelvan su barco, para seguir pescando “caballas” para la harina, en desmedro de nuestros niños que sufren desnutrición y expuestos a la avaricia de funcionarios ineptos con matices criminales, no importándoles poner en riesgo la salud de los infantes y para el ministro Demartini, otro afectado con “el síndrome de la franela”, en lugar de dar un paso al costado, espera que otros entes hagan su trabajo.